Aplicación macabra
del principio de Paulov
IIª Guerra Mundial
Los perros-bomba |
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El general Heinz Guderian,
en sus memorias
Recuerdos de un soldado
(1951), relata el
uso
bélico que hicieron los rusos del condicionamiento clásico durante la II
Guerra Mundial al
utilizar perros para volar tanques enemigos. Dieron de comer a perros
hambrientos junto a tanques parados, pero con el motor en marcha. Días
antes de la batalla se les privaba de alimento y se les soltaba en el
frente para que fueran directos hacia los tanques enemigos.
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Los perros llevaban puesto un chaleco con explosivos
y cuando pasaban debajo del tanque enemigo, donde el blindaje es más
débil, un detonador en forma de palanca, se doblaba haciendo estallar
la carga. No solía matar a los tripulantes, generalmente, pero al menos
anulaba el avance del tanque.
Esta nueva arma supuso un problema para el avance alemán, hasta tal
punto que el ejército alemán tenía orden de disparar a cualquier perro
que se cruzara en el frente. Pero al aumentar las dificultades, se optó
por colocar una lanzallamas sobre los tanques para acabar con la amenaza
canina.
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La
asociación de comida
(estímulo no
condicionado) con el ruido del
motor
del tanque
(estímulo condicionado) era la causa de la actuación de los perros.
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