PRIMATES

Los seres humanos somos, desde el punto de vista de la clasificación biológica, primates, un tipo de mamífero adaptado a la vida en el bosque tropical. La historia evolutiva del grupo está marcada por dos aspectos: la vida en los árboles y la sociabilidad.
Dentro del Orden Primates hay dos subórdenes:

Estrepsirrinos (primates muy primitivos, como el lemur)
Haplorrinos o Platirrinos

Haplorrinos o Platirrinos: (primates americanos),
Cercopitécidos (papión, mandril, macaco y similares)
Hominoideos (gibón, orangután, chimpancé, gorila y el ser humano)

Los hominoideos se distinguen por la pérdida de la cola y por una serie de adaptaciones a su peculiar forma de desplazarse por los árboles: la braquiación (colgado de los brazos). De este modo, los seres humanos presentamos características propias de los Primates, junto a otras que son exclusivas de los Haplorrinos, Hominoideos y Homínidos, respectivamente.
Los primates somos, básicamente, animales arborícolas, sociales e inteligentes. Tenemos rasgos que compartimos todos los primates; son las adaptaciones para un tipo especial de vida en los árboles. Así, nuestro dedo pulgar (al menos en la mano) es oponible, lo que permite cerrar el puño y así poder coger las ramas para colgarnos, para trepar o para sostenernos en ellas.

El grupo de los simios tenemos los ojos frontalizados (ambos en la parte anterior de la cara). De esta forma llegan a  a nuestro cerebro dos imágenes muy similares desde cada ojo. Es la base de nuestra vista estereoscópica, en tres dimensiones, que nos permite estimar con gran precisión distancias. Esto nos permite saltar con acierto, y también nos ofrece la capacidad de manipular objetos, pues nuestro cerebro puede guiar eficazmente a las manos. También tenemos un cerebro grande con unos lóbulos olfativos reducidos: los simios nos representamos el mundo básicamente en imágenes y no en olores.

Constituimos grupos sociales de gran complejidad. Esta es una de las claves de su supervivencia, ya que la vida en grupo aumenta la eficacia en la localización de la comida y la defensa ante los depredadores. La compleja vida social de los primates está asociada a un notable desarrollo de su inteligencia, entendida como flexibilidad en su comportamiento a la hora de tomar decisiones. Esta vida social compleja y comportamiento flexible, es decir no instintivo, determina que los primates requieran un periodo de aprendizaje más largo (infancia más larga) para aprender a sobrevivir y comportarnos correctamente dentro del grupo.

HOMINOIDEOS

Los hominoideos compartimos un antepasado común que vivió hace alrededor de 24 millones de años, del que heredamos unos rasgos relacionados con la braquiación, es decir, colgarse de las ramas con el tronco derecho en lugar de desplazarnos a cuatro patas: el tórax está aplanado de pecho a espalda, con los omoplatos en posición dorsal (en la espalda) y las clavículas más largas (todo lo cual nos irá muy bien para adoptar la posición erguida).

Gibón
Separado del tronco común hace 20 millones de años
Orangután
Separado del tronco común hace 14 millones de años
Gorila
Separado del tronco común hace 7 millones de años
Chimpancé
Separado del tronco común hace 6 millones de años

La aproximación de la placa africana a Eurasia que tuvo lugar hace unos 14 millones de años permitió que los hominoideos, de origen africano, se expandieran por todo el Viejo Mundo y se diversificaran ampliamente en numerosos géneros, cada uno de ellos con varias especies, como Dryopithecus, Sivapithecus, Lufengpithecus, Ouranopithecus, Ankarapithecus y Gigantopithecus. Sus fósiles se han encontrado en Europa, China, Turquía, India y Pakistán, y se datan entre los 13 y los 7 millones de años.