La sociedad estamental y la distribución de las tierras

En el Antiguo Régimen, una pequeña parte de las tierras podían ser consideradas de propiedad privada, es decir, se podía disponer libremente de ellas. La mayoría de las tierras estaban vinculadas a la Corona (realengo), a algún título nobiliario o a los municipios (vinculadas), a la Iglesia (amortizadas; bienes de manos muertas). Este régimen permitía a su titular sacar provecho económico y ejercer jurisdicción sobre ellas, pero no era libre para venderlas. Además, en el ámbito civil, la ley del mayorazgo impedía la venta y la disolución de las propiedades familiares.
A modo de ejemplo, esta es la distribución de las tierras del Reino de Sevilla, Granada y de las Órdenes Militares según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (1750-1754). En verde los estados de la Casa de Medina Sidonia en dicho reino. En claro, las tierras que dependían directamente del rey (realengo) (Ver leyenda abajo).

   Realengo
   Casa de Alba
   Casa de Arcos
   Casa del Carpio
   Casa del Cenete
   Casa de Medina-Sidonia
   Casa de los Vélez
   Casa de Villena
   Casa del Infantado
   Estado de Çehel de las Alpujarras
   Estado de Órgiva
   Estado y Casa de Baza
   Estado de Bacares
   Estado de Marchena
   Señorío de Armuña

L Condado de Alcudia
C Condado de Casares
F Condado de Frigiliana
G Condado de Guaro

J Condado de Jimera de Líbar
S Señorío de las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga
V Mariscalato de Alcalá del Valle
A Marquesado de Algarinejo
R Marquesado de Armunia
B Marquesado de Bacares
T Marquesado de Campotéjar
M Marquesado de Comares
O Marquesado de Solera
   Otros señoríos

Distribución de las tierras y trabajo en ellas

Señorío territorial. Según la propiedad de las tierras, estas se dividían en dos grupos.

El dominio o reserva señorial,  las tierras que se guarda el señor o el monasterio para que sean cultivados por sus siervos de la gleba. Había muchos bosques para cazar, y grandes prados para la cría de animales (sobre todo caballos. Dentro de este dominio se encontraba el castillo o el monasterio. Como era de propiedad exclusiva del señor, este regulaba cuándo y cómo los campesinos podían cazar o buscar leña en él.

Los mansos, las tierras que el señor concedía los los hombres libres o villanos a cambio del pago de unas rentas. Estas rentas podían ser dinero, productos (una parte de la cosecha, tejidos, una gallina en Navidad…) y, sobre todo, servicios personales, como trabajar determinado tiempo las tierras del señor gratuitamente.

Señorío jurisdiccional. Los campesinos tenían que pagar un impuesto cuando usaban el molino, el horno y la prensa, que eran propiedad del señor. Además, los señores cobraban impuestos a los comerciantes cuando atravesaban sus dominios (peaje) y cuando cruzaban los puentes (pontazgo).

Con todo lo visto, ya estamos en condiciones de ver cómo funcionaba un feudo (imagen de abajo)

La revolución agrícola inglesa: a) cambio en la estructura de la propiedad
Los campos abiertos (open fields) eran explotados colectivamente por pequeños agricultores (holpes) con derechos basados en la tradición, no la titularidad de propietarios. Las nuevas leyes no respetaron esos derechos. Los campesinos ricos (geomen) compran títulos a la Corona y se convierten en  gentry, con que lo arruinan a los holpes que se van a la ciudad. Estas parcelas estaban dispersas en franjas de terreno desconectadas entre sí y abiertas a la entrada del ganado. De rendimiento muy bajo,  su función económica estaba orientada a la supervivencia.
A partir del XVI, pero sobre todo del XVII, las leyes de cercamiento sustituyeron los derechos comunales por los de propiedad privada. Las parcelas, antes dispersas, pasaron a ser propiedad de particulares (gentry), pero agrupadas y cerradas (enclosures) con vallas. En ellas se aplicaron las mejores técnicas agrícolas del momento (rotación de cultivos, drenaje de suelos, empleo de nuevos abonos, etc.)
La revolución agrícola inglesa: b) innovaciones agrarias; los sistemas de cultivo
Barbecho es una técnica agrícola por la que la tierra se deja sin sembrar durante uno o varios ciclos vegetativos, con el propósito de recuperar y almacenar materia orgánica y humedad, además de evitar patógenos. Ésta técnica ya se usaba desde la antigüedad; en la Biblia se hacen múltiples referencias a ella. En Europa empezó a ser habitual en la Edad Media.
La introducción del sistema Norfolk, allí donde se produjo, eliminó el barbecho, mediante la introducción de plantas forrajeras y la conveniente rotación de cultivos. Supuso la estabulación del ganado (alimentado con los forrajes) y, junto con la mejora del utillaje agrícola (aún no mecanizado), permitió un incremento, tanto de los rendimientos de la tierra como de su producción.
Lord Charles Townshend, vizconde Townshend (1674-1738), embajador inglés en Holanda y Secretario de Estado, abandonó su carrera política en 1730 y se retiró a sus propiedades en Norfolk. Inspirándose en los métodos que había visto practicar en los Países Bajos, drenó el suelo, lo abonó con estiércol, inició los cultivos que se sucedían en rotaciones regulares sin agotar nunca la tierra ni dejarla improductiva, sembró prados y forrajes para el ganado. Algunos llamaban a este par de Inglaterra lord Turnip "Lord Nabo".
La revolución agrícola inglesa: innovaciones agrarias; introducción de maquinaria 
El arado romano, una herramienta agrícola, ha sido utilizado desde los tiempos prehistóricos. Se le llama arado romano por ser un utensilio tirado por fuerza animal. Se ha usado para labrar la tierra desde la época romana hasta nuestros días. La vertedera es un elemento del arado normando destinado a voltear y extender la tierra levantada. Se ha utilizado desde el siglo XI. Normalmente invierte la capa inferior cortada con la capa que estaba en la superficie , pudiendo llegar a veces a ser contraproducente.

En el siglo XIX introducirán ya los primeros modelos de maquinaria agrícola (sembradoras, trilladoras). Sembradora de Jethro Tull (grabado de la época, 1703)

Consecuencias de las mejoras
Las diversas modificaciones introducidas en la agricultura contribuyeron a la mejora de productividad agrícola y el incremento de los excedentes alimentarios disponibles, lo que se tradujo en una mejor alimentación que propició la revolución demográfica.
Aunque el proceso de los cerramientos es un fenómeno típico de Inglaterra y Gales, también se dio en otras regiones de Europa. En el caso de España también lo hubo, pero con características distintas del inglés, incluso con características distintas según las zonas de España. En todo caso, todavía no hay estudios suficientes sobre este tema.
Por ejemplo, en Cantabria, es en Santander y su jurisdicción donde el individualismo agrario se manifestó con más fuerza. El crecimiento de la ciudad y su entorno debido a su prosperidad comercial, tras la apertura del camino de Reinosa (1753) y la habilitación de su puerto al libre comercio con América (1765), dio lugar a un proceso de intensificación impulsado por los grandes propietarios. Estos procedieron a cercar tierras que arrendaron para sembrar hortalizas, consiguiendo con ello un aumento significativo de la renta en pocos años. El proceso se extendió a finales del siglo XVIII a los baldíos, que se cerraron para destinarlos a productos hortofrutícolas.
Situación y vida del campesinado
Los campesinos desposeídos por los cerramientos hubieron de desplazarse a las ciudades en busca de sustento o a convertirse en jornaleros. La actividad agrícola dejó de ser un bien heredado y destinado a la subsistencia para convertirse en una empresa regida por las leyes del mercado, orientada al logro de beneficios y ejercida por asalariados.
La vida en la sociedad feudal a través del arte
Les très riches heures du Duc de Berry [Las muy Ricas Horas del Duque de Berry]

Esta es, probablemente, el manuscrito ilustrado más importante del siglo XV. Fue encargado por Jean, duque de Berry, hacia 1410 y realizado por el taller de los hermanos Limbourg. Contiene 206 hojas o folios. La mitad de sus páginas están totalmente ilustradas, siendo consideradas unas de las mejores representaciones de la pintura gótica internacional, a pesar de su pequeño tamaño (294x210 mm). Tiene 131 miniaturas, 300 letras capitales doradas y 1800 cenefas doradas. Aparte de las ilustraciones de salmos, destaca su calendario, con representaciones de los distintos meses del año y las labores, generalmente agrícolas, que en cada uno de ellos se realizaban.

Un campesino de barba blanca, con calzas raídas, trabaja con un arado normando de ruedas; un buey negro y otro pardo tiran de él. La vertedera voltea la tierra que queda con las hierbas arrancadas. Al lado,  en un cercado de viñas hay dos hombres podando una cepas. Las nieves del invierno y las lluvias de la incipiente primavera han llenado de verdor la tierra. Al otro lado, en un campo ya despojado de hierba otro hombre llena un saco. En otro cerco, con una casita de tejado rojo, las viñas ya están podadas. Un curioso monumento de piedra se encuentra en la intersección de caminos (linterna de los muertos). En un campo en barbecho, un pastor con su perro apacienta las ovejas. (Hoja de La muy ricas horas del duque de Berry, 1488)
Escenas diversas de la vida del campo
Calendario agrícola de san Isidoro de León

En la Colegiata de San Isidoro, en León, se encuentra la conocida como “Capilla Sixtina del Románico”. La capilla real alberga frescos, en su techo, arcos y columnas, de incalculable valor. En el intradós de uno de los arcos que sostienen el inmenso armazón del edificio se ha representado el llamado “Calendario Agrícola de San Isidoro”, pintado allá por el S.XII. Lo que vemos es un reflejo de la sociedad rural leonesa, donde cada mes del año se ha identificado con una actividad propia de su tiempo. Por eso, en lugar de calendario deberíamos llamarlo mensario, porque nos muestra una actividad figurativa simbólica por cada mes, no una sucesión de días y semanas. Doce meses, doce actividades propias de un reino, pero también de una sociedad marcada por lo rural y la economía de subsistencia.

GENVARIUS (enero). Marca el comienzo del año, y está representado por un hombre que cierra una puerta con su mano derecha, y con la izquierda abre otra. Tiene doble rostro en su cabeza, y cada uno mira para un lado. Es una evidencia de la influencia de Roma y sus cultos, ya que hace alusión al dios Jano Bifronte, señor de los comienzos y de los finales. Cierra la puerta de un año que ha terminado, pero la abre al que está empezando.
 FEBRVARIUS (febrero). Es un anciano, cubierto con una capa oscura, con las manos y  pies al descubierto, que se está calentando con el fuego. Quizás simbolice el frío que domina León aún en estas fechas.
MARCIVS (marzo). Es la primera imagen relacionada con la agricultura. Un hombre poda la vid con la marcola, y la prepara para la cosecha de la uva. El vino jugó un papel importantísimo en la Edad Media, por ser una de las principales fuentes de energía en un tiempo en que no era sencillo reunir las calorías necesarias para la alimentación. APRILLIS (abril). La imagen de la primavera, del renacer de los campos, del despertar del letargo. Un hombre nos mira de frente mientras sujeta dos árboles con las manos. Es la época de plantar.
MAGICIS (mayo). Mayo caballero. Un hombre aparece enjaezando su caballo y provisto de escudo. Es el tiempo de salir a las campañas guerreras, si fuere preciso. IUNIVS (junio). Los meses del verano suponen la recogida de las cosechas en los campos. Un hombre está segando con la hoz unos tallos blanquecinos, posiblemente cebada.
IVLI (julio). Un hombre está segando con la hoz el granado trigo. Se aprecian los dientes de piedra de la hoz. AGVSTVS (agosto). Mes de la trilla, que se realiza golpeando en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con el manal o mayal, formado por dos varas unidas, con las que se golpeaba el cereal para separar el grano de la paja. Era una actividad que se hacía también con el trillo, una plancha de madera con piedras cortantes en la parte inferior que era arrastrada por animales.
SETEMBER (setiembre). El vino vuelve a ser protagonista, porque lo que vemos aquí es la vendimia, la recogida de la uva en un caldero. OCTOBER (octubre). Es el momento para que el porquero cebe a dos pequeños lechones dándoles bellotas. Los animales jugaban un papel fundamental en la economía rural de la Edad Media. .

NOVENBER (noviembre). El mes de la matanza. Un cerdo atado, cebado el mes anterior, está a punto de ser ejecutado por el matarife, quien agarra una de sus orejas mientras levanta el instrumento con el que lo va a matar. En un tiempo en el que las condiciones de conservación de alimentos no eran las más adecuadas (aunque se conocía la salazón o el ahumado) era preferible matar a los animales en tiempo frío, para de esta forma, alargar el periodo de consumo saludable de los alimentos.

DECENBER (diciembre). Desde la llegada del cristianismo, el último mes del año se ha identificado con el nacimiento de Cristo y la Navidad, con la celebración y en el mejor de los casos con la opulencia. Aquí vemos a un señor sentado a la mesa, mientras sostiene un cuenco y bendice con su mano. Vuelve a ser un señor barbado, símbolo quizás de que el año ya es viejo y está terminando. De nuevo vemos el frío representado en el pie del hombre que se acerca al fuego.