La máquina de vapor

En 1768 James Watt construyó el primer modelo de la maquina de vapor. En esencia es un motor de combustión externa que transforma la energía térmica de una cantidad de vapor de agua en trabajo mecánico o cinético.
"Hacia 1760 apareció en la escena tecnológica un joven que iba a influir decisivamente en el desarrollo de la "máquina de fuego y aire". Se trataba de James Watt, que inició su carrera en Glasgow, como "fabricante de instrumentos matemáticos para la Universidad". Un modelo de la máquina de Newcomen que se utilizaba en el departamento de física se había estropeado[...] Watt construyó un modelo de esta máquina, que funcionó perfectamente. En 1769, obtuvo una patente de un "Nuevo Método para Disminuir el Consumo de Vapor y Combustible en las Máquinas Térmicas"; ésta es una de las patentes más importantes de la historia de la tecnología [...] En 1775 él y el industrial Boulton formaron una compañía -Boulton & Watt-, cuya fábrica fue la primera del mundo en fabricar motores primarios a escala industrial [...]
Cuando el rey Jorge II de Inglaterra visitó la fábrica de Boulton & Watt en Soho, Matthew Boulton le aseguró: "Majestad, tengo a mi disposición lo que el mundo necesita; algo que impulsará más que nunca la civilización, al librar al hombre de todas las tareas indignas. Tengo la energía del vapor."  STRANDH, Sigvard (1984): Historia de la máquina. Madrid, Editorial Raíces
No todo eran comodidades en las nuevas fabricas. "Tuve frecuentes oportunidades de ver gente saliendo de las fábricas y ocasionalmente atenderles como pacientes. El pasado verano visité tres fábricas algodoneras con el Dr. Clough de Preston y con el Sr. Baker de Manchester y no fuimos capaces de permanecer diez minutos en la fábrica sin empezar a jadear por falta de aire. ¿Cómo es posible que quienes están condenados a permanecer ahí doce o catorce horas lo soporten? Si tenemos en cuenta la temperatura del aire y su contaminación no puedo llegar a concebir como los trabajadores pueden soportar el confinamiento durante tan largo periodo de tiempo."

Declaraciones efectuados por el Dr. Ward de Manchester en una investigación sobre la salud en las fábricas textiles en marzo de 1819.
Inglaterra se despega industrialmente y lo hace con fuerza

El crecimiento ciudadano

El ferrocarril
Índice de precios en el XIX y tren secular

Las condiciones de trabajo eran muy duras para todos

Una jornada en la fábrica de algodón

“La población empleada en las fábricas de algodón se levanta a las cinco en punto por la mañana, trabaja en las hilanderías desde las seis de la mañana hasta las 8 y regresa a casa durante media hora o cuarenta minutos para desayunar. Esta comida consiste generalmente en té o café con un poco de pan. Algunas veces toma copos de avena, pero de tarde en tarde y principalmente los hombres; el té es preferido como estimulante, fundamentalmente por las mujeres. (...) los trabajadores vuelven a las hilanderías y fabrican hasta las 12, teniendo una hora para comer. Entre aquellos que tienen los más bajos salarios la comida consiste en patatas hervidas. La ración de patatas se coloca en un gran plato y se le añade manteca de cerdo derretida, a lo que se le agrega ocasionalmente, trozos de tocino frito; pero muy raramente carne. Aquellos que tienen mejores salarios, o familias en las que se reúnen varios sueldos, añaden una mayor proporción de carne, por lo menos tres veces por semana, pero la cantidad consumida por la población obrera no es grande. La familia se sienta alrededor de la mesa y cada uno rápidamente coge su ración o, por el contrario, todos meten su cuchara en una fuente común, satisfaciendo su apetito con ansia animal. Al término de la hora vuelven a las factorías hasta las siete o más tarde, volviendo a ingerir té, a menudo mezclado con licores, acompañándose de un poco de pan”.

(J: P: Kay-Shutthworth: The moral an physical condición of the working classes employed in de cotton manufacture in Manchestter, Londres, 1832).

Testimonios de niños ingleses

“Tenía yo 7 años cuando comencé a trabajar en la fábrica. Las horas de trabajo eran de cinco de la mañana a ocho de la noche, con descanso de treinta minutos al mediodía para descansar y comer. En esta fábrica había cincuenta niños de mi edad poco más o menos. Con frecuencia caían enfermos a causa del trabajo pesado. ¡A golpes de látigo era como mantenían a los niños trabajando!”

Documents et Civilisations du Moyen Age au 20ème siècle, Clasiques Hachette, París 1975 pag101

Yo tenia siete años cuando comencé a trabajar en la manufactura de Bradley; el trabajo era el hilado de la lana. Las horas de trabajo eran de las 5 de la mañana a las 8 de la tarde, con un intervalo de 30 minutos de pausa al mediodía. Teníamos que comer como podíamos, de pie o de cualquier forma (...). En esa fábrica había alrededor de cincuenta niños más o menos de mi edad; siempre había una media docena que estaban enfermos, a causa del trabajo excesivo (...). Era a golpes de las correas de cuero como los niños eran retenidos en el trabajo. Esa era la principal ocupación de un contramaestre. Yo tenía en esa época, trabajando como yo, un hermano y una hermana. Ellos estaban a menudo enfermos; mi hermano Juan murió hace tres anos. Tenía entonces dieciséis años y ocho meses. Mi madre y los médicos estuvieron de acuerdo en que mi hermano había muerto por haber trabajado jornadas excesivas.

Extraído de una encuesta oficial de Gran Bretaña, (1834)

Testimonio de un destacado militante del socialismo del XIX
"En nuestras fábricas de algodón se emplea niños principalmente, traídos como rebaño de los establecimientos de caridad. Nadie los conoce ni tienen por ellos el menor interés.
Encerrados en departamentos reducidos, donde es pestilente el aire por las emanaciones grasientas de las luces y la máquinas, los aplican a un trabajo que dura todo el día y que muchas veces se prolonga hasta muy avanzada la noche. Estas circunstancias, el desaseo y los cambios frecuentes de temperatura que experimentan al entrar y salir, son origen de una multitud de enfermedades y particularmente de las afecciones nerviosas tan comunes en estos talleres.
Cuando terminan su aprendizaje, queda, por lo general, endebles e inútiles para los trabajos fatigosos y sostenidos; las niñas no saben coser y carecen de los conocimientos y cualidades a propósito para ser buenas madres de familia. “

Fernando Garrido Tortosa, en Historia de las clases trabajadoras. El proletariado.

Mujeres arrastrando carbón

“Betty Harrys, 37 años: Me casé a los 23 años y sólo después bajé a la mina. No sé leer ni escribir (...). Arrastro las vagonetas de carbón y trabajo desde las 6 de la mañana a las 6 de la tarde. Hay un descanso de una hora para almorzar y me dan para ello pan y mantequilla, pero nada de beber. Tengo dos niños que aún son muy pequeños para trabajar. (...)Tengo puesto un cinturón y una cadena que me pasa entre las piernas y avanzo con las manos y los pies. Y la galería es muy pendiente y nos debemos coger a una cuerda; cuando no la hay, nos agarramos a todo lo que podemos. En los pozos donde yo trabajo hay seis mujeres y media docena de niños y niñas.”

A. Picard: Bilán dú siècle, 1801-1900, París, 1906 tomado del Dossier de la Documentation photographique, “La Première Révolution Industrielle”

Los obreros ingleses y el maquinismo

“La invención y el uso de la máquina de peinar lana, que tiene por efecto reducir la mano de obra de manera muy inquietante, inspira a los obreros y el temor serio y justificado de llegar a ser ellos y sus familias, una grave carga para el Estado. Constatan que una sola máquina, atendida por una persona adulta y servida por cinco o seis niños, realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando a mano según el antiguo sistema...
La introducción de la citada máquina tendrá por consecuencias casi inmediata al privar de sus medios de existencia a la masa de obreros. Todos los negocios serán acaparados por algunos empresarios poderosos y ricos...Las máquinas cuyo uso lamentan los peticionarios, se multiplican rápidamente en todo el reino, experimentándose ya cruelmente sus; un gran número de obreros se encuentra sin trabajo y sin pan. Con dolor y en la más profunda angustia ven aproximarse el tiempo de miseria en el que cincuenta mil hombres, con sus familias, privados de todos los recursos, victimas del acaparamiento, lucrativo y para algunos, y de sus medios de existencia se verán reducidos a implorar caridad de las parroquias.

Petición de los obreros a Cámara de los Comunes “Diario de la Cámara de los Comunes”1794. Citado en López - Cordón y Martínez Carreras, Análisis y comentarios de textos II pág. 215.

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