El socialismo
Socialismo utópico
Charles Fourier (1772-1837), preocupado por la explotación, la miseria y la monotonía laboral que aquejaba a la clase obrera, trató de paliarlas creando colectividades voluntarias, "falansterios", que se constituyeron en centro de actividades agrícolas, industriales; tenían administración, distribución y consumo propios. Sus discípulos fundaron falansterios en México, Estados Unidos y otros países. Fue defensor de la igualdad entre hombres y mujeres. Robert Owen (1771-1858) fue un fabricante de hilaturas de algodón. En su fábrica escocesa de New Lanark puso en práctica unas medidas que mejoraron las condiciones de vida de sus obreros, tales como la reducción de la jornada de trabajo, salarios más dignos, educación infantil, etc. El éxito le animó a crear en USA una comunidad ideal, New Harmony, que constituyó un fracaso. Su pensamiento y praxis influyeron de forma relevante en el cooperativismo.
Los socialistas utópicos, especialmente británicos y franceses, analizan teóricamente cómo deberían ser las ciudades de los trabajadores que están surgiendo. Tras el análisis de mal estado físico y de organización de las primeras ciudades industriales plantean unas propuestas utópicas para crear una nueva estructura para los asentamientos humanos. Estos modelos de ciudad p se construyen, ante el desorden urbano reinante, sobre el principio de un esquema racional. Son, por tanto, modelos invariables porque el orden espacial debe ser imagen social de una calidad de vida. El complejo urbano se presenta de modo rígido y cerrado, en contraste con la dimensión infinita de la ciudad industrial. Los espacios que articulan los asentamientos son definidos por las funciones humanas: espacio de trabajo, de cultura, de ocio y de vivienda. La nueva configuración debe eliminar el espacio entre ciudad y campo.
El falansterio  -palacio habitado- es la propuesta de Fourier. Consistía en una gran plaza rodeada por plantas industriales, granjas y viviendas para los obreros. Todos estos elementos estaban en contacto con la naturaleza. En conjunto funcionaban como una entidad de producción y consumo de manera que la ciudad era autosuficiente.
La ciudad idead de Robert Owen
Abajo vemos la propuesta, alrededor de 1826, de ciudad ideal. Son de viviendas urbanas de tipo gótico que rodean un invernadero de cristal. En la visión de Owen las chimeneas juegan el papel de agujas de iglesia. Para poder realizar su modelo, inicialmente teórico, en 1824 compró 30.000 acres de tierra en el estado de Indiana (Usa) donde fundó la colonia de New Harmony para 800 personas. Tres años después, había perdido cuatro quintas partes de su fortuna y tuvo que regresar a Europa.

Arriba, propuesta teórica de ciudad ideal de Owen. Abajo, grabado de New Harmony (1826), en Indiana.


 
Socialismo científico

Friedrich Engels (1820-1895) nació en una familia acomodada, conservadora y religiosa, propietaria de fábricas textiles. Desde su paso por la Universidad de Berlín se interesó por los movimientos revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda. Enviado a Inglaterra al frente de los negocios familiares, conoció las míseras condiciones de vida de los trabajadores de la primera potencia industrial del mundo; más tarde plasmaría sus observaciones en su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845). En 1844 se adhirió definitivamente al socialismo y entabló una duradera amistad con Marx. Ambos colaborarán estrechamente, publicando juntos obras como La Sagrada Familia (1844), La ideología alemana (1844-46) y el Manifiesto Comunista (1848).

Karl Marx (1818-1883), de familia judía, quedará marcado por la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo de éste por el materialismo; las fuerzas económicas forman la infraestructura que determina la superestructura del orden social, político, religioso y cultural. Sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París en1843. Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se plasmará en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos. Expulsado de Francia en 1845, pasará a vivir  en Londres, donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.

 
 
Las Internacionales obreras
La Primera Internacional

Fundación de la I Internacioan (1864)

Considerando:

que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los mismos trabajadores, que los esfuerzos por conseguir la emancipación no deben tender a constituir nuevos privilegios;

que el sometimiento del trabajador al capital es la fuente de toda servidumbre política, moral y material;

que por esta razón la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al que debe subordinarse todo movimiento político;

que todos los esfuerzos realizados hasta el momento han fracasado por falta de solidaridad y de unión fraternal entre los trabajadores de distintas comarcas;

que la emancipación de los trabajadores no es un problema local o nacional, sino que, por el contrario, este problema interesa a todas las naciones civilizadas;

los abajo firmantes, miembros del consejo elegido por la asamblea celebrada el 28 de septiembre de 1864 en Saint-Martin's Hall en Londres, tan tomado las medidas necesarias para fundar la Asociación Internacional de Trabajadores.

Preámbulo de la Internacional, Londres, 1864

La Internacional (canción)

La letra original, en francés, es de Eugène Pottier, y fue escrita en 1871 dentro de su obra Cantos Revolucionarios. En 1888 Pierre Degeyter la musicalizó. El 23 de julio de 1888, en una reunión de la Junta Sindical de vendedores de periódicos, se interpretó por primera vez en público. En 1892 la Segunda Internacional (ahora Internacional Socialista) la adoptó como su himno oficial. La letra tiene diversas versiones.
Letra de la Internacional comunista. Para escucharla, pulsa aquí: 
¡Arriba, parias de la Tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.

Del pasado hay que hacer añicos.
¡Legión esclava en pie a vencer!
El mundo va a cambiar de base.
Los nada de hoy todo han de ser.

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional. (bis)

Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.

Para hacer que el tirano caiga
y el mundo esclavo liberar,
soplemos la potente fragua
que el hombre libre ha de forjar.

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional. (bis)

La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor;
nos da derechos irrisorios,
no hay deberes del señor.

Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser:
"No más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber".

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional. (bis).

 

Letra de la Internacional del Partido Socialista
Arriba los pobres del mundo
en pie los esclavos sin pan
alcémonos todos al grito
¡Viva la Internacional!

Removamos todas las trabas
Que oprimen al proletario
Cambiemos al mundo de base
Hundiendo al imperio burgués.

Agrupémonos todos
en la lucha final
y se alzan los pueblos
por la Internacional.

Agrupémonos todos
en la lucha final
y se alzan los pueblos con valor
por la Internacional.

 
El día que el triunfo alcancemos
ni esclavos ni dueños habrá
los odios que al mundo envenenan
al mundo se extinguirán

El hombre del hombre es hermano
derechos iguales tendrán
la tierra será el paraíso
patria de la humanidad.

Agrupémonos todos
en la lucha final
y se alzan los pueblos
por la Internacional.

Agrupémonos todos
en la lucha final
y se alzan los pueblos con valor
por la Internacional.