CARTA OTORGADA DE JOSÉ BONAPARTE - 1808
CÓMO SE ELIGIÓ A LOS REPRESENTANTES DE CÁDIZ
CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ - 1812
Constitución política de la monarquía española. Imprenta Real, 19 de marzo de 1812. (Museo de Historia de Madrid). Cartera de terciopelo rojo con cordones de seda roja, borlas y cerradura de metal plateado, utilizada para transportar la Constitución de 1812. Siglo XIX. 39 x 33 x 0,95 cm. Se encuentra en el Congreso de los Diputados
"El Juramento de las Cortes de Cádiz de 1810", pintado en 1862 por José María Casado de Alisal, representa el acto de juramento que prestaron los Diputados en la iglesia de San Felipe Neri de la isla de León para formar las nuevas Cortes. Y aunque ha pasado a la historia con ese nombre, debería ser conocido como El juramento de las Cortes de Cádiz de la Isla de León de 1810. El juramento comenzó con la Misa del Espíritu Santo que fue presidida por el Cardenal don Luis de Borbón, tío de Fernando VII. El secretario del despacho de Gracia y Justicia, D. Nicolás María Sierra, que tomó juramento a los diputados, está de pie al lado del Cardenal. El secretario de las Cortes se dirige a los diputados invitándoles a jurar sobre los Santos Evangelios. El presidente de la Cámara, Vicente Pascual, preside la ceremonia. Es probable que Casado del Alisal, que residía en París en donde tenía su taller, se basara en algunos retratos o recortes de prensa guardados en las primeras hemerotecas, puesto que el cuadro se pinta casi cincuenta años después de los hechos que se describen y los protagonistas estaban muertos. Es éste uno de los dos grandes cuadros que fueron encargados por el Congreso de los Diputados para decorar el testero del Salón de Sesiones. El otro es el que tenemos abajo.
En este otro cuadro,"Promulgación de la Constitución de 1812", de Salvador Viniegra, hay muchos aspectos que cambian con respecto al de arriba. La escena se desarrolla en la plaza de San Felipe, un espacio público y cívico, cerca del Oratorio del mismo nombre donde se habían desarrollado las sesiones. Frente al poder religioso se yergue el poder civil, frente al silencio el entusiasmo se desborda. Los vítores de los diputados casi se oyen, son el espíritu de una nueva mentalidad y realidad que ahora sí está representada.
Esta pintura recoge la primera lectura pública del texto constitucional, justo a la derecha, como se puede observar a simple vista, de las puertas de San Felipe Neri. Una plataforma instalada de forma improvisada en medio de la calle, mantiene elevados a los representantes de la nación, a la que se accede a través de una escalinata que otorgaba una perspectiva mucho más prominente. Frente a ellos, se colocan los ciudadanos que forman el público asistente, así como otros que deciden visualizar la ceremonia desde los balcones de sus casas, donde se puede apreciar una rica pluralidad, a juzgar por sus actitudes, mientras unos alzan sus sombreros como signo de alegría, otros elevan sus brazos, así como sus tizonas. Entre los presentes que contemplan la lectura, protagonistas del fervor que se palpa en el ambiente, podemos diferenciar a las clases populares, como las piconeras que llevan mantillas, así como peinetas, pañuelos o redecillas para sujetar el peinado, se puede presenciar a militares con elegantes uniformes, a los burgueses, otros portan largas capas, así el pintor ofrece una amalgama entre todos los que integran la escena.
Cuelga de la pared de la plaza un enorme pendón en el que se distinguen los distintos escudos nacionales, y en el centro de ellos el escudo de España, sobre el lema “Patria y Libertad” que representa la unidad de los patriotas, el liberalismo. Se observa igualmente en una de las columnas otro lema “Plus Ultra” que significa “Más allá”, junto a una inscripción que recoge la fecha, 19 de marzo, que coincide con la festividad de San José, que dio lugar a que se conociese popularmente a esta Constitución con el nombre de “la Pepa”, de esa forma se extendió entre los liberales el grito de “¡Viva la Pepa!”. Además, son apreciables la multitud de guirnaldas que enmarcan las fechas de 1808 y 1812, es decir, el comienzo de la Guerra de la Independencia en nuestro país, y por consiguiente, nuestra entrada en la Edad Contemporánea, que posteriormente dio lugar al nacimiento de la Junta Suprema Central, que fue la que dirigió la convocatoria de Cortes, cuyo final fue la proclamación de dicha Constitución.
 

El número total de diputados fue variando. En el momento de su inauguración (24/10/1810) sólo había 104, de los que 47 eran suplentes. Del total señalado en el cuadro, 63 eran diputados americanos. Nunca llegó a haber 308 reunidos; la Constitución de 1812 fue firmada tan sólo por 184 diputados y en el momento de la disolución de las Cortes (14/09/1813) había 223.