TIERRAS AMORTIZADAS O VINCULADAS
Para hacernos una idea de lo que suponía la desamortización de Mendizábal, vamos a analizar lo que pasa en alguna zona de Cantabria. Y para hacer comparaciones, veamos lo que mide el campo de fútbol de El Sardinero: 105 x 88 m, es decir, 9.200 m2 , algo menos, por tanto, de una hectárea.

Durante el Trienio Liberal (1829) la desamortización  afectó al monasterio jerónimo de Santa Catalina de Monte Corbán (actual seminario diocesano) y sus monjes fueron exclaustrados. Tras la paralización que supuso el absolutismo de Fernando VII (la llamada "Década ominosa", entre 1823-1833), bajo la regencia de María Cristina, la actuación de Juan Alvarez Mendizábal como ministro de Hacienda entre Septiembre de 1835 y Mayo de 1836 marcó una serie de directrices legales con las que se inició el período conocido por antonomasia como "desamortización". La desvinculación incidió exclusivamente en bienes religiosos y afectó sobre todo a las propiedades monásticas y en menor medida a las parroquias . En Cantabria se extiende entre 1837 y 1849; 1842 y sobre todo 1844 son los años de mayor ritmo de ventas.

En la comarca del Campoo se contaba con dos monasterios que fueron suprimidos: el de Nuestra Señora de Montesclaros, perteneciente a la orden predicadora de los Dominicos, notoriamente más rico que el de San Francisco Extramuros de Reinosa, de los Franciscanos. El monasterio de Montesclaros estaba entre uno de los 10 grandes propietarios eclesiásticos de la región. De este convento se desamortizaron 77,27 ha de tierras; 6,58 de prados; 0,20 de huertas. También era importante del priorato de Espinilla, con 14,81 ha de tierras; 0,10 de prados; y 0,32 de huertas. Junto a ellos, las iglesias parroquiales de Campoo también se eran notables propietarios de fincas rústicas, superando al modesto convento franciscano de Reinosa, hoy residencia de la tercera edad. Así sobresalen las parroquias de Bustamante (14,11 ha), Quintanilla o Salces (con algo más de 10 Has.). Sin embargo el tamaño medio de las parcelas era pequeño. Hay que tener en cuenta, que en manos eclesiásticas estaba el terreno de mejor calidad, más apto para la agricultura por su fácil acceso. De las posesiones enajenadas en el área campurriana predominan claramente las tierras de labor (casi el 56% de las fincas vendidas, con un total de 292,92 ha), seguidas de prados y huertos. Por ello es razonable pensar que resultaran caras. Hablando de dinero, en Campoo se gastó mucho: las cotizaciones globales de las subastas alcanzaron un alto precio en los remates -el 27% del total provincial-.

EFECTOS DE LA DESAMORTIZACIÓN EN EL PATRIMONIO CULTURAL