ABSOLUTISMO DE FERNANDO VII
CONGRESO DE VIENA
Europa tras el congreso, con las grandes potencias en mayúscula. España no es recompensada con ganancias territoriales, pero se restaura su antigua dinastía. España no logra apoyo alguno para reconquistar sus territorios perdidos en América.
RAFAEL DEL RIEGO
Este grabado recrea el momento en que la Constitución de Cádiz es proclamada en la plaza Mayor de Madrid, en marzo de 1820, entre el alborozo de los soldados y el pueblo. Museo de Historia, Madrid
Este grabado de la época representa a unos soldados de la Guardia Real, absolutamente fieles a Fernando VII, disparando a un constitucionalista en uno de los muchos conflictos entre militares de una y otra ideología; conflictos que también se dieron en la América española sí bien allí el liberalismo fue tomando pronto un perfil independentista criollo.
La escena que protagonizó Fernando VII en 1820 decora un estuche lacado que servía para guardar un ejemplar de la Constitución de 1812. Museo Romántico, Madrid.
"Desde que le leyeron la sentencia el preso cayó en un abatimiento lúgubre, hijo según algunos, de sus dolencias físicas. Creeríase que confiaba hasta entonces en la clemencia de los llamados jueces o del Rey, que es todo el caudal de inocencia que puede caber en espíritu de hombre nacido....Ningún amigo pudo visitarle porque la visita hubiera sido quizás el primer paso para compañía perpetua hasta la eternidad; pero le vieron muchos individuos particulares de categoría, deseosos de hartar sus ojos con la vista de aquel hombre que conmovió con su nombre a toda España. El 7 a las diez de la mañana le condujeron al suplicio. De seguro no ha brillado en toda nuestra historia un día más ignominioso. Es tal que ni aun parece digno de ser conocido, y el narrador se siente inclinado a volver, sin leerla, esa página sombría, y a correr tras de una ficción verosímil que embellezca la descarnada verdad histórica. ... Sacáronle de la cárcel por el callejón del Verdugo, y condujéronle por la calle de la Concepción Jerónima, que era la carrera oficial. Como si montarle en borrico hubiera sido signo de nobleza, llevábanle en un serón que arrastraba el mismo animal. Los 32 hermanos de la Paz y Caridad le sostuvieron durante todo el tránsito para que con la sacudida no padeciese; pero él, cubierta la cabeza con su gorrete negro, lloraba como un niño, sin dejar de besar a cada instante la estampa que sostenía entre sus atadas manos. Un gentío alborotador cubría la carrera. La plaza era un amasijo de carne humana". Benito Pérez Galdós en Los Episodios Nacionales.
A las 12 del mediodía del 7 de noviembre del año 1823, fue ajusticiado por orden expresa de Fernando VII que quiso humillarlo hasta el último momento e incluso más allá de la muerte. Fue ahorcado en en la Plaza de La Cebada y luego decapitado.
Placa colocada en la Plaza de la cebada (Madrid).
LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS
Fernando VII aprovechó la debilidad de los liberales y solicitó en secreto la intervención de la Santa Alianza que envió en su ayuda a "Los Cien Mil Hijos de San Luis".
Corría el año 1823 por las ciudades y campos de España, cuando el 24 de mayo, sesenta mil soldados y otros tantos mercenarios, entraron en Madrid. Venían de Francia para terminar con el Trienio Liberal y devolver el trono a Fernando VII y en contra del progreso. Parece ser que fueron 95.062 hombres y los llamaron cien mil, para redondear: “Cien mil franceses están dispuestos a marchar invocando el nombre de san Luis para conservar en el trono de España a un Borbón, preservar ese hermoso reino de su ruina y reconciliarlo con Europa”, clamaba Luis XVIII de Francia.
Cuando fue puesto en libertad y estuvo al amparo de las tropas francesas, Fernando VII impulsó una brutal represión contra los liberales dando entrada a un nuevo periodo en la historia de España conocido como Década Ominosa (1823-1833).