CANCIONES DE LA ÉPOCA
 

Himno de Riego. Se conoce con este nombre a la marcha militar compuesta por José Melchor Gomis y dedicada al Teniente Coronel Rafael del Riego. Fue creado en 1820, y su popularidad fue tal, que el 3 de abril de 1822 fue declarado Himno Nacional, aunque en 1824 fue prohibido por Fernando VII. Evaristo San Miguel Valledor puso letra en 1822 al himno original. Durante la guerra civil española fue muy popular simbolizando el espíritu revolucionario y liberal. La música, sin letra, se convirtió en el himno nacional de la  II República.

Serenos y alegres
valientes y osados
cantemos soldados
el himno a la lid.

De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.

El mundo vio nunca
más noble osadía,
ni vio nunca un día
más grande el valor,


 

que aquel que, inflamados,
nos vimos del fuego
excitar a Riego
de Patria el amor.

Soldados la patria...

La trompa guerrera
sus ecos da al viento,
horror al sediento,
ya ruge el
cañón

y a Marte, sañudo,
la audacia provoca
y el ingenio invoca
de nuestra nación.

Soldados la patria...

 

El trágala es una canción de la época de la revolución de 1820, y parece ser que se empezó a cantar en Cádiz, donde nació la Constitución de 1812 y se extendió paralelamente al Himno de Riego. El propio General Rafael de Riego ordenó, al entrar en Madrid, que se difundiera esta composición. Toda ella es una sátira contra Fernando VII y sus seguidores. Fue tan popular, que hasta el mismo Fernando tuvo que prohibirla, sin que ello fuese motivo para que se dejase de cantar con la misma vehemencia y entusiasmo. El Trágala, con diferentes letras, se cantó también durante la II República y la guerra civil. Presentamos dos versiones de la letra; la primera la recopiló Carlos Palacio para el libro Cantos de Lucha, la segunda se grabó durante la guerra.

Del tiempo de Fernando VII

Desde los niños hasta los viejos,
todos repiten: Trágala, perro...
Trágala, dicen a los camuesos
que antes vivían del sudor nuestro.
Ya se acabaron aquellos tiempos.
¡Ea!, Manola, no hay más remedio.

Trágala, perro...

Acabó el dulce chocolateo
que antes teníais, ¡oh, reverendos!,
y el ser los solos casamenteros
y algo más. Cuando podía serlo.

Trágala, perro...

También se frustran vuestros proyectos,
necias feotas, que presumíais
con tanto empeño aherrojarnos
cual viles siervos.

Trágala, perro...

Cámaras nunca, en jamás veto:
o ley o muerte y Viva Riego.
Burlados quedan, así no menos,
y cabizbajos los anilleros.

Trágala, perro...

 

 

 

 

Del tiempo de Fernando VII

Versión recogida
por García Nieto, María Carmen. Madrid: Bases Documentales de la España Contemporánea,1, Guadiana de Publicaciones. 1971.

Al que le pese, que roa el hueso
que el liberal le dirá eso:
¡Trágala, trágala, trágala,
trágala,trágala,perro !

Los milicianos
y los madrileños
la bienvenida
le dan Riego.

Y al que le pese, etc...

Riego, Quiroga,
Agüero y Baños,
el servilismo
van sofocando.

Y al que le pese, etc...

Se acabó el tiempo
en que se asaba
cual salmonete
la carne humana.

Trágala, etc...

Antes que esclavos
volver a vernos
perecer todos
jurar debemos.

Trágala, etc...

Ya no hay vasallos
ya no hay esclavos,
sino españoles
libres y bravos.

Trágala, etc...

Por los serviles
no hubiera unión,
ni si pudieran,
Constitución.

Trágala, etc...

Mas es preciso
roer el hueso
y el liberal
le dirá eso.

Trágala, etc...

Cantado durante la Guerra Civil

Tú que no quieres lo que queremos
la ley preciosa do está el bien nuestro.

¡Trágala, trágala, trágala perro!
¡Trágala, trágala, trágala perro!

Tú de la panza mísero siervo
que la ley odias de tus abuelos
,
porque en acíbar y lloro ha vuelto
tus gollerías y regodeos

Tú que no quieres...

Busca otros hombres, otro hemisferio,
busca
, cuitado, déjanos quietos,
donde no sabe que a voz en cuello
mientras vivieres te cantaremos:

Tú que no quieres...

Dicen que el trágala es insultante
pero no insulta más que al tunante
y mientras dure esta canalla
no cesaremos de decir trágala.

 

 

 

 

 

Sin pan es una canción popular del siglo XIX, cuya popularidad crecía cuando las circunstancias lo requerían. En las cárceles franquistas los presos políticos la cantarán con la siguiente letra: “policía pa comer, policía pa cenar, policía pa comer y trabajar... ¡pero sin pan, sin pan, sin pan...!”.

Sin pan, sin pan, sin pan
sin pan, sin pan, sin pan
sin pan, sin pan, sin pan
y trabajar. (bis)

1) San Antonio pa' comer
San Antonio pa' cenar
San Antonio pa' comer
y trabajar. (bis)

2) Una gracia pa' comer
una gracia pa' cenar
una gracia pa' comer
y trabajar. (bis)


 

MARIANA PINEDA

Mariana Pineda, cuando subió al cadalso para ser ajusticiada por medio del garrote vil, en Granada, el 26 de mayo de 1831, contaba 26 años y se llamaba Mariana, Rafaela, Gila, Judas Tadea, Francisca de Paula, Benita, Bernarda, Cecilia de Pineda Muñoz. Desde aquel día se le llamó sólo Mariana Pineda y su nombre se convirtió en leyenda. Es la más famosa de las heroínas liberales, y casi un siglo después, Federico García Lorca, otro granadino emplazado por la tragedia, llevó la leyenda al teatro y la hizo universal. A continuación tienes un fragmento de esta obra de Lorca.

Convento de Santa María Egipciaca, de Granada. Rasgos árabes. Arcos, cipreses, fuentecillas y arrayanes. Hay unos bancos y unas viejas sillas de cuero. Al  levantarse el telón está la escena solitaria. Suenan el órgano y las lejanas voces de las monjas. Por el fondo vienen corriendo de puntillas mirando a todos lados para que no las vean dos novicias. Visten toquitas blancas y trajes azules. Se acercan con mucho sigilo a una puerta de la izquierda y miran por el ojo de la cerradura.

Escena Primera

Novicia 1: ¿Qué hace?
Novicia 2: (En la cerradura.)
¡Habla más bajito! Está rezando.
Novicia 1: ¡Deja! (Se pone a mirar.)
¡Qué blanca está, qué blanca!
Reluce su cabeza
en la sombra del cuarto.
Novicia 2: ¿Reluce su cabeza?
Yo no comprendo nada.
Es una mujer buena,
y la quieren matar.
¿Tú qué dices?
Novicia 1: Quisiera mirar su corazón
largo rato y muy cerca.
Novicia 2: ¡Qué mujer tan valiente! Cuando ayer
vinieron a leerle la sentencia de muerte, no ocultó
su sonrisa.
Novicia 1: En la iglesia la vi después llorando
y me parecía que ella
tenía el corazón en la garganta.
¿Qué es lo que ha hecho?
Novicia 2: Bordó una bandera.
Novicia 1:
¿Bordar es malo?
Novicia 2: Dicen que es masona.
Novicia 1: ¿Qué es eso?
Novicia 2: Pues... ¡no sé!
Novicia 1: ¿Por qué está presa?
Novicia 2: Porque no quiere al rey.
Novicia 1: ¿Qué más da? ¿Se habrá visto?
Novicia 2: ¡Ni a la reina!
Novicia 1: Yo tampoco los quiero, (Mirando.)
¡Ay Mariana Pineda!
Ya están abriendo flores
que irán contigo muerta.

..........

Novicia 1: ¡Es el juez!
Novicia 2: ¡Se la llevan!
Juez: Señora, a sus órdenes; hay un coche en la puerta.
Mariana: Mil gracias. Madre Carmen,
salvo a muchas criaturas que llorarán mi muerte.
No olviden a mis hijos.
Carmen: ¡Que la Virgen te ampare!
Mariana: ¡Os doy mi corazón! ¡Dadme un ramo de flores!
En mis últimas horas yo quiero engalanarme.
Quiero sentir la dura caricia de mi anillo
y prenderme en el pelo mi mantilla de encaje.
Amas la Libertad por encima de todo,
pero yo soy la misma Libertad. Doy mi sangre,
que es tu sangre y la sangre de todas las criaturas.
¡No se podrá comprar el corazón de nadie!
(Una monja le ayuda a ponerse la mantilla. Mariana se dirige al fondo, gritando:)
Ahora sé lo que dicen el ruiseñor y el árbol.
El hombre es un cautivo y no puede librarse.
¡Libertad de lo alto! Libertad verdadera,
enciende para mí tus estrellas distantes.
¡Adiós! ¡Secad el llanto! (Al juez.)
¡Vamos pronto!
Carmen: ¡Adiós, hija!
Mariana: Contad mi triste historia a los niños que pasen.
Carmen: Porque has amado mucho, Dios te abrirá su puerta.
¡Ay, triste Marianita! ¡Rosa de los rosales!
Novicia 1: (Arrodillándose.)
Ya no verán tus ojos las naranjas de luz
que pondrá en los tejados de Granada la tarde.
(Fuera empieza un lejano campaneo.)
Novicia 1: (Arrodillándose.)
Ni sentirás la dulce brisa de primavera
pasar de madrugada tocando tus cristales.
Novicia 2: (Arrodillándose y besando la orla del vestido de Mariana.)
¡Clavellina de mayo! ¡Rosa de Andalucía!,
que en las altas barandas tu novio está esperándote.
Carmen: ¡Mariana, Marianita, de bello y triste nombre,
que los niños lamenten tu dolor por la calle!
Mariana: (Saliendo.)
¡Yo soy la Libertad porque el amor lo quiso!
¡Pedro! La Libertad, por la cual me dejaste.
¡Yo soy la Libertad, herida por los hombres!
¡Amor, amor, amor, y eternas soledades!

(Un campaneo vivo y solemne invade la escena, y un coro de niños empieza, lejano, el romance. Mariana se va, saliendo lentamente, apoyada en Sor Carmen. Todas las demás monjas están arrodilladas. Una luz maravillosa y delirante invade la escena. Al fondo, los niños cantan.)  

¡Oh, qué día triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar,
al ver que Marianita se muere
en cadalso por no declarar!

(No cesa el campaneo.)

Telón lento

 


ROMANCE DE MARIANA PINEDA 

Marianita solita en su cuarto
su bandera su puso a bordar;
la cogieron con ella en los brazos,
su delito no pudo ocultar.

¡Oh traidora!, cómo me engañaste,
¡oh traidora!, no fuiste leal,
que el registro que en tu casa hubo
varias muertes tendrá que costar.

Yo os pido, por Dios, realistas,
si en algo puedo conseguir
que a mis hijos les den el empleo
y a mi que me dejen morir.

Marianita ya la llevan presa
y la gente llorando atrás
y los hijos llorando decían:
Vuelve a casa, querida mamá.

Marianita sola en el cadalso
en la muerte se puso a pensar
y los mismos realistas decían:
¡quién pudiera darte libertad!

¡Oh!, qué día tan triste en Granada,
que a las piedras las hizo llorar
al ver cómo Marianita muere
en cadalso por no declarar.

 

 

 

Llave de la celda donde permaneció presa Mariana Pineda. Siglo XIX. 4 x 17 cm. Ayuntamiento de Granada. Centro Europeo de las Mujeres “Mariana de Pineda”

Reproducción de la bandera bordada por las mujeres del Albaicín, Granada, en 1831, por encargo de Mariana Pineda. Iba a ser utilizada en un inminente alzamiento liberal, y fue utilizada como prueba para condenarla a muerte. Siglo XX. 1,63 x 1,93 m. Ayuntamiento de Granada. Centro Europeo de las Mujeres “Mariana de Pineda”

Constitución política de la monarquía española.

Imprenta Real, 19 de marzo de 1812. (Museo de Historia de Madrid)

Cartera de terciopelo rojo con cordones de seda roja, borlas y cerradura de metal plateado, utilizada para transportar la Constitución de 1812

Siglo XIX – 39 x 33 x 0,95 cm – Congreso de los Diputados