ARTE BIZANTINO

 

Mosaico de San Vital de Rávena

1.- Introducción

2.- Arquitectura

3.- La época de Justiniano

4.- El mosaico

5.- Salir

San Sofía de Constantinopla

 


1.- Introducción

Constantino convierte en el 330 la antigua colonia griega de Bizancio en capital del Imperio Oriental, razón por la que tomará el nombre de Constantinopla. La consumación de la división se hace con Teodosio, sucesor de Constantino, que divide el Imperio Romano en dos partes en el año 395 para sus hijos Arcadio y Honorio. La división fue concebida como un reparto de funciones entre Oriente y Occidente, pero la fuerza de los acontecimientos hará que sea una separación definitiva. A lo largo del siglo V, los pueblos bárbaros acaban deshaciendo el imperio de Occidente, el que tenía por capital Roma. A partir del año 476 solamente hay un imperio romano: el de Oriente, con la capital en Constantinopla.

Si políticamente, la parte occidental perdió durante el siglo V su influencia, Oriente, en cambio, se mantuvo relativamente fuerte, a pesar de algunas pérdidas territoriales. Una buena administración y unos buenos ejércitos consiguieron que el imperio de Oriente se sostuviera como poder político. Eclesiásticamente, Occidente permaneció ajeno a las controversias religiosas. Roma asumió cada vez más la autoridad espiritual y administrativa de la Iglesia occidental, desde los Balcanes a España. Consiguió mantener posiciones incluso entre los vándalos y visigodos arrianos.

En la parte Oriental, sin embargo, la situación era distinta. Las disensiones religiosas sobre la naturaleza de Cristo, de la Virgen como madre de Dios, etc. originaron diferentes regiones dogmáticas. Estas contiendas reforzaron aún más el poder imperial.

En el siglo VIII se plantea un problema teológico que repercutirá en el arte: la guerra entre iconódulos e iconoclastas. La crisis iconoclasta fue el resultado de acontecimientos históricos. En occidente, por tradición clásica, apenas se plantea el problema, pues se entendió la figuración de imágenes sagradas como un medio de acercamiento, por el conocimiento o la piedad, a Dios. En oriente hubo una tendencia, cada vez mayor, a identificar el objeto con lo que se representa. La crisis duró desde el 726, en que León Isaurio dicta la prohibición de las imágenes como objetos de culto, hasta el año 843, en que la emperadora Teodora repone el culto a las imágenes.

El imperio bizantino terminará en 1453 con la toma de Constantinopla por los turcos.

 

 

 

Icono bizantino

 

 

 

 

 

 

 


2.- Arquitectura

El año 527 Justiniano asciende al trono de la Roma de Oriente. Durante cuarenta años conducirá los destinos del imperio, al que expandirá de nuevo con la conquista (en su ánimo se trataba de una reconquista) de territorios del antiguo imperio romano. Arrebató el norte de África a los vándalos en los años 533-534; conquistó Sicilia, Cerdeña, y Dalmacia al año siguiente. Italia se recupera a los godos; y, por fin, en el año 554 consigue poner el pie en los puertos del sudeste de España. Poco tiempo después de la muerte de Justiniano se pierde España e Italia (excepto una pequeña zona al sur); pero los últimos años de su vida consiguió que el Mediterráneo fuera un lago romano. Justiniano gobernó desde Bizancio; sus recursos económicos y humanos salieron de las provincias orientales. Pero el Imperio, tal como él lo veía, se centraba en el Mediterráneo. Ravena sería una subcapital, compitiendo con Constantinopla en esplendor. Roma sería el centro espiritual, que equilibraría la sede del patriarca de Constantinopla. Como Nueva Roma, Constantinopla se afana por revivir la gloria de la antigua Roma. La arquitectura es uno de los medios con los que la autocracia de Justiniano trata de impresionar a los pueblos de dentro y de fuera del Imperio.

Promueve una arquitectura imperial en el pleno sentido de la palabra, no sólo porque el emperador era el único que podía proveer los inmensos fondos necesarios para el programa constructivo, sino porque era un instrumento de propaganda. Dentro de estas aspiraciones propagandísticas, es natural que los arquitectos de Justiniano se esforzaran por lograr un estilo arquitectónico apoyado en una tradición antigua, pero más innovador y atrevido que cuanto se hubiera creado hasta entonces, sobre todo en la arquitectura áulica y en el trazado de iglesias.

Si hasta el siglo V, la arquitectura religiosa estaba basada en la basílica como tipo básico, la situación cambió de forma decisiva en el siglo VI en Oriente. Occidente continuó considerando la basílica como la única forma de edificio religioso apropiada durante toda la Edad Media y aún después.

  • Características de la arquitectura

La planta, en Oriente, en la época de Justiniano, es:

. centralizada con cubierta de cúpula o abovedada;  es uno de los elementos más propios de la arquitectura bizantina, y, a la vez, símbolo del poder, tanto imperial como eclesiástico.

. basilical, pero con naves abovedadas, y con tribunas sobre las naves laterales.

La organización de la basílica bizantina presenta algunas novedades sobre la paleocristiana. El interior de la iglesia, pasado el nartex, estaba dividido en dos partes; la naos, destinada a los fieles; y la bema o presbiterio, lugar propio del clero. Ambas partes se aíslan mediante el iconostasio (barandilla, cancela o mampara de separación. Cerca del ábside estaban dos habitaciones: la prótesis (para guardar las especies) y el diaconicon (lugar de revestimiento del sacerdote).

Las cubriciones utilizadas son:

. bóveda de cañón (en espacios longitudinales)

. bóveda de arista

. cúpula semiesférica (las dos últimas en espacios generalmente cuadrangulares, limitados por vanos o arcos).

Este tipo de cubriciones presenta dos problemas básicos:

. el paso del espacio cuadrado de la planta a los circulares de las cúpulas semiesféricas,

. el problema de los empujes.

La primera dificultad la solucionan mediante el empleo de un triángulo curvilíneo (pechina) entre los arcos de la base cuadrangular (arcos torales) y el anillo de la cúpula. Esta solución es más armoniosa y de mayor continuidad espacial que la trompa que solían utilizar los romanos.

La solución a la segunda dificultad se inspira en el empleo del ladrillo como material poco pesado que ya se había utilizado en la Persia sasánida. Pero la originalidad bizantina no entendió la cubierta como algo estático, sino como un organismo dinámico en el que los empujes de la cúpula central se contrarrestan con otras cúpulas secundarias, que, a su vez, transmiten los suyos a otra serie de cúpulas más pequeñas que descansan en los muros, reforzados o no por contrafuertes exteriores.

El muro bizantino también tiene un carácter dinámico. Hay una relación entre la masa y el vacío formado por arquerías de medio puntos apoyadas en columnas aisladas. En esta ordenación de los elementos como soporte de las galerías, aparte de las columnas cilíndricas con ligero éntasis, destaca la valoración otorgada al capitel.

El capitel bizantino suele presentar dos formas:

.capitel de origen corintio; sin abandonar la forma clásica, se sustituyen la hojas de acanto por otras de un modelo más plano, acabado en trépano;

. tronco de cono invertido de escasa altura.

En ambos casos, se suele rematar el capitel con el cimacio (un trozo de arquitrabe) intercalado entre el capitel y la caída del arco.

Los materiales empleados varían según regiones; sin embargo, hubo dos básicos: el sillar, poco adecuado para las cubiertas cupuladas, y el ladrillo y cantos rodados, el más característico de la arquitectura bizantina. El ladrillo se empleó para los muros, a veces combinado con hiladas de sillares, y como material exclusivo de bóvedas, arcos y cúpulas; también como material decorativo en el exterior.

El exterior del edificio se concibe con la máxima austeridad; por lo general, la desnudez del ladrillo y de la piedra es su acabado natural (a partir del siglo X se empleará el ladrillo exteriormente como elemento decorativo). El aspecto exterior se convierte así en un reflejo de la estructura interna del templo. El mármol es en el interior de los edificios el principal elemento decorativo. Se usa para columnas, cornisas, arquitrabes, frisos, jambas, dinteles.
 

 

 

 

 

 

 

 

Construcción bizantina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arquitectura bizantina

 

 
3.- Época de Justiniano. Siglo VI

La arquitectura bizantina alcanzó su edad de oro en la época de Justiniano (527-563); se levantaron fortificaciones, acueductos y cisternas, se edificaron puentes y se consagraron innumerables iglesias. 

El ejemplo más singular es la iglesia dedicada por Justiniano a la Sabiduría Divina, Santa Sofía de Constantinopla. Sus arquitectos, Isidoro de Mileto y Artemio de Tralles, parten de la idea tradicional de la basílica de tres naves, con una anchura casi tan amplia como la longitud, y un atrio en la entrada. La novedad está en las dimensiones del proyecto, con una cúpula central de 31 ms de diámetro, montada sobre pechinas. Esta gigantesca cúpula era propia de un edificio martirial de planta centralizada. Todo se subordinó a la consecución de los convenientes contrarrestos de la cúpula. Según el sistema de otros edificios, los muros bajos internos se cubrían con placas de mármol, que eran sustituidas a cierta altura por un tapiz de mosaicos de fondo de oro. El sistema usado logra así disimular la compleja estructura; la abertura de numerosas ventanas permite a la luz reflejarse en el espejo dorado de los mosaicos, creando así un clima irreal, donde los límites del espacio arquitectónico resultan difusos.

La iglesia de Santa Sofía de hoy no es el mismo edificio que se consagró el 27 de diciembre de 537. La primera cúpula se hundió en 558. Fue sustituida por otra de nervaduras más elevada en 536. La construcción de esta nueva cúpula acarreó algunos otros cambios, y sufrió hundimientos en 989 y 1346. Hacia el siglo X, se colocaron cuatro arbotantes en la fachada occidental que sobresalían hacia el atrio. Finalmente, los conquistadores turcos introdujeron después de 1453 cambios más visibles: se plantaron cuatro minaretes en las cuatro esquinas, que contrarrestan la curvatura de la cúpula. En el interior, los mosaicos figurativos, todos de fecha posterior a Justiniano, se taparon con pintura amarilla, y se colgaron cuatro enormes escudos con versículos del Corán.

De la misma época justiniana es la iglesia de los santos Sergio y Baco. Es un modelo de planta central. En una forma cuadrada en el exterior, un octógono con ocho pilares sirve de base a la cúpula central.

El tipo de arquitectura constantinopolitana de la época de Justiniano no representa la del resto del Imperio. Su grandiosidad era difícilmente traducible en circunstancias económicas y políticas distintas. Constituyó, sin embargo, un paradigma formal o modelo ideal, que fue reproducido a escala mucho menor y con medios materiales más exiguos. En el caso de Ravena, la arquitectura hubo de ajustarse a unas tradiciones locales muy arraigadas.

Las basílicas de San Apolinar in Classe San Apolinar el Nuevo, en Ravena, no responden, salvo en pequeños detalles o en su decoración musivaria, a modelos técnicos ni tipológicos bizantinos, sino más bien a la tradición paleocristiana.

Por el contrario, la iglesia de San Vital, terminada entre el 546-548, todavía bajo gobierno ostrogodo, en la misma Ravena, es uno de los hitos más destacados del arte bizantino. Tiene una planta octogonal, centrada por una cúpula muy ligera (a base de restos de cerámica incrustada en cemento) contrarrestada con exedras. La principal novedad de esta cúpula es su sentido ascendente, por lo que se acentúa la altura de los pilares. Acorde con el ambiente imperial, los mosaicos del presbiterio -Justiniano y Teodora haciendo ofrendas- hablan por sí mismos.

 

 

 

 

 

 

 

San Apolinar

 

 

 

 

 

 

 

 


4.- El mosaico

  • Características

La iglesia no quedaba terminada hasta realizar el programa iconográfico de mosaicos. Los mosaicos reflejan el gusto por los destellos dorados y la riqueza del colorido. Se prefiere el mosaico a otro tipo de material para cubrir la pobreza de los muros de las grandes iglesias y de los suntuosos palacios. Era una técnica difícil que conocían muy bien.

La inclinación hacia el esplendor material no supuso una renuncia a lo ideal o a lo espiritual. El arte bizantino fue, por el contrario, un arte prioritariamente místico, cuya función era elevar la mente del hombre hacia el plano de lo divino.

El icono, la imagen de Dios, la de los santos y, en menor medida, la del emperador, fueron el centro de las decoraciones murales, pero intentando representar más el alma que el cuerpo humano. Así, los seres humanos de los mosaicos son arquetipos, figuras alejadas de la realidad visual, cuya definición formal y proporciones están previamente establecidas. A pesar del fondo dorado, hay referencias a algún lugar, pero no un paisaje, urbano o rural, sino más bien un concepto de él, una abstracción. La lógica constructiva y la lógica visual no se tienen en cuenta.

Las formas en el arte bizantino son color brillante. Cuando se contempla un mosaico bizantino, no percibe colores reales, o siquiera posibles, sino colores que, a través de su armonía y contraposición, crean un sugestivo mundo capaz de conmoverle y alejarle de su entorno inmediato.

El mosaico bizantino es herencia del romano. En el pavimento, utilizado a la manera romana, se dan hasta el siglo VII para ennoblecer las residencias oficiales; apenas se han conservado restos. Son más significativos los mosaicos murales, que, aunque ya fueron utilizados desde el siglo I por los romanos, se logran en ellos unas cotas altísimas de calidad.

  • Iconografía

Existe un programa iconográfico. Aunque la fijación de la iconografía de Cristo (Pantocrátor) y de la Virgen (Theotokos) se había iniciado ya en la pintura paleocristiana, es en los mosaicos bizantinos donde los tipos se constituyen en verdaderos modelos para la pintura y escultura medieval.

La zona cósmica por excelencia para la colocación de mosaicos es la cúpula o el cuenco absidial con la figura del Pantocrátor, Cristo Todopoderoso. Se le representa generalmente de medio cuerpo, muy raramente de cuerpo entero. En una mano tiene el libro de la revelación y con la otra mano bendice. 

En el mismo lugar, podría estar la de María, la madre de Dios (Theotokos), que adquirió un singular relieve en este momento. Su representación presenta diferentes modalidades:

. Virgen conductora (Hodegetría), sentada o de pie, en posición totalmente frontal; la mano derecha se apoya en su pecho y con la izquierda sostiene al Niño, que está bendiciendo. Sirvió de modelo en el gótico.

.Virgen orante, con raíces en el arte paleocristiano; María, de pie y de frente, levanta simétricamente sus dos brazos en actitud de oración.

. Virgen Blanquerniotissa, tiene en su seno una aureola o círculo con la figura del Niño

. Virgen de las victorias (Nikopeia), sentada en un rico trono, absolutamente hierática, mostrando en su regazo al figura del Niño; está relacionada con el culto imperial. Influyó en el románico (Maiestas Maríae).

. Virgen de la leche, (Galaktotrophousa), María amamantando al Niño.

. Virgen de la ternura (Eleusa), Jesús está acariciando suavemente la barbilla de su madre.

La decoración del ábside se completa con temas diversos: ángeles, profetas con rollos en sus manos alusivos a la Encarnación, los cuatro evangelistas (Tetramorfos) -a veces en las pechinas de la cúpula central, padres de la Iglesia, apóstoles, etc. San Apolinar in classe.

Las grandes fiestas de la cristiandad decoraban la nave central para completar el ciclo de la historia de la salvación de la Humanidad. Algunas de estas fiestas, como la Ascensión o Pentecostés, adquieren una importancia especial. En las naves laterales se colocan escenas de santos. El muro de entrada es el lugar para escenas escatológicas y las del Juicio. San Apolinar el Nuevo.

Hay otros temas frecuentes en el arte bizantino. La "hetimasia" hace alusión a la segunda venida de Cristo (parusía) a través de un trono vacío acompañado a veces de los instrumentos de la Pasión y de la Paloma del Espíritu Santo. 

En el tema de la "deesis", Cristo juez aparece flanqueado por la Virgen y San Juan Bautista, implorando el perdón de los pecados de la humanidad. 

Los bizantinos no sólo utilizaron las artes del color para recordar y glorificar lo divino; a veces el arte de lo temporal se manifiesta en entornos sagrados. Singular expresión de ello se ofrece en San Vital de Ravena. En el cascarón del ábside aparece Cristo sentado, como un joven imberbe, acompañado de dos ángeles y de San Vital y el obispo Ecclesio. Junto a esta corte de la divinidad, en los dos paneles laterales, se celebra la fastuosidad de la corte imperial. En ellos se conmemoran las ofrendas de la patena y el cáliz de oro que Justiniano y Teodora habían mandado al obispo Maximiano en 547 con motivo de la dedicación de la iglesia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pantocrator en la cúpula