ARTE ETRUSCO

 

Templo etrusco

1.- Caracteres generales

2.- Arquitectura

3.- Escultura

4.- Pintura

5.- Salir

 

Tumbas de Cerveteri

 


1.- Caracteres generales

La civilización etrusca, constituída aproximadamente a partir del 750 a.C., se asienta en la actual Toscana, antigua Etruria, al norte de Roma. Alcanza su mayor florecimiento en el siglo VI a.C., cuando su poder desciende hasta el Lacio. Los etruscos consiguen el control de la zona y van a formar, de un conjunto de aldeas situadas en las siete colinas (Capitolino, Quirinal, Aventino, Palatino, Viminal, Esquilino, Celio), la ciudad de Roma. La cultura etrusca determinará de un modo decisivo varios de los caracteres singulares del arte romano. Su arte va a imperar en Italia hasta que en el siglo III a.C. es reemplazado por el helenístico y el romano.
Hacia el año 509 a.C. se produce en Roma una revuelta que cambió definitivamente esta situación; se acaba así con un sistema que se basaba ya en una fuerte dependencia militar, económica y cultural de los etruscos.
 

Etruria

 


2.- Arquitectura

Las ciudades etruscas se fortifican con una muralla, de piedra o ladrillo, que transmiten a los romanos. Se entra al recinto franqueando varias puertas monumentales que presentan un gran arco de medio punto. Poseen dos calles principales: cardo (de norte a sur) y otra que se corta en ángulo recto, la decumana. El pueblo etrusco es muy religioso: la arquitectura templaria y funeraria posee extraordinario valor.
El templo es más pequeño que el griego, pero inspirado en él. Tiene forma rectangular, pero acercándose mucho al cuadrado. La cabecera está constituida por tres cellas; en cada una recibe culto una divinidad de la tríada (Júpiter, Juno, Minerva). La parte anterior posee un pórtico, con dos filas de columnas muy separadas, pues son muy ligeras las cubiertas que soportan. El templo es generalmente próstilo. Siendo de materiales pobres: madera, adobe, ladrillo, poco nos ha llegado; es importante la atención que se concede a la decoración para lo que multiplican los elementos de terracota (frisos, acróteras, antefijas) que, si bien ya están presentes en la arquitectura griega, proliferan en la etrusca. La columna usada (orden toscano) se constituye con una basa de robusto toro y plinto cuadrado, fuste liso y capitel de equino y ábaco.

El cuidado de los muertos es uno de los mayores rasgos de esta cultura. Se comprende en estas circunstancias que su arte haya sido todo un arte de la tumba. Hay que asegurar al difunto una supervivencia mágica en su última morada: la tumba es una morada para la eternidad; por ese motivo crece en su interior la decoración, que poco a poco se va extendiendo por todas partes. Van a utilizar diferentes tipos de tumbas desde el siglo VII al IV: túmulo, enterramiento cubierto con un túmulo de forma cónica; la tumba de cámara, hipogeo, que imita la casa de los vivos; situadas en las prolongaciones de las calles o labradas especialmente en la roca. La necrópolis de Banditaccia, cerca de Cerveteri, contiene túmulos y tumbas etruscas desde el 500 al 500 a.C. Es la más famosa.
 

 

 

Puerta etrusca de Perugia

 

 


 


3.- Escultura

Es fundamentalmente funeraria; se encuentra influenciada por la griega arcaica. En las alcobas de los sepulcros colocan los sarcófagos, uno de los más brillantes capítulos de esta cultura. Lo más frecuente es que se encuentre en la tapa la figura del difunto, yacente o recostado sobre el codo y con el busto erguido. Si el tamaño es de una caja reducida, a modo de cipo, se coloca en la tapa el busto del difunto. Este sarcófago etrusco crea el modelo, no sólo romano, sino de toda la cultura occidental. Al principio estos sarcófagos se hacen en terracota. El sarcófago más famoso procede de la necrópolis de Cerveteri en el siglo VI a.C. Los esposos se hallan semitendidos, como si estuviesen instalados en su casa: la mujer en primer término, y detrás el marido, apoyando el brazo derecho sobre el hombro de su compañera. Parecen conversar mientras asisten al banquete funerario en su honor. Los varones son altos y esbeltos, con rostros de labios afeitados, con una barbita puntiaguda que viene a reforzar la agudeza del mentón. Los ojos, almendrados y oblicuos, parecen brillar de inteligencia y optimismo; la sonrisa está vinculada al mundo jonio.

En el siglo V desaparece este arcaísmo y su utiliza otro tipo de sarcófago. Se representa a un tipo distinto al visto: varones obesos, coronados de gruesas diademas, descubierto el pecho y el vientre. Estos etruscos gordos suelen sostener en la izquierda una patena con el óbolo para pagar a Caronte. A veces les acompaña una figura femenina, su esposa o una divinidad funeraria. La base del sarcófago suele ir adornada con relieves de danzas fúnebres, ceremonias de lamentación por el difunto, o temas mitológicos; temas que también se ven en la pintura. Hay contraste entre el verismo del retrato del difunto y el idealismo griego de las escenas de la base. Los rostros se convierten en verdaderos retratos, lo que sirve para eternizar los rasgos del difunto. El retrato, un tanto teórico (no del tipo griego), trata de reflejar la observación sicológica del personaje. De aquí nacerá el retrato toscano del que a su vez vendrá el romano.

La escultura de bulto redondo más interesante la encontramos entre los restos del templo de Apolo en Veyes. La obra mejor conservada es una estatua de barro cocido de Apolo. Las señales de influencia griega son claras en la sonrisa arcaica, los pliegues en abanico y zig-zag, el adorno de volutas y palmeras. Pero el carácter etrusco se aprecia en la fuerza indómita del rostro, distinta totalmente el equilibrio griego. El dios es étnicamente etrusco: nariz afilada, ojos oblicuos, labios curvados.

También a este siglo VI o al V, la época de mayor auge etrusco, pertenecen dos obras de bronce. La loba Capitolina, una copia del siglo XI o XII sobre un original etrusco,se clasifica dentro de la escuela de Veyes. La ferocidad del animal está expresada en el rostro vigilante, con verdad y energía, lo que se acentúa por el esmalte blanco incrustado en los ojos. Las estatuillas de Rómulo y Remo fueron hechas por Pollaiuolo en el renacimiento para completar el grupo. Pero la ferocidad de este animal queda rebasada por La Quimera de Arezzo. La fiera está luchando con Beloferonte, que no se ha conservado. El animal ha sido herido y brama de dolor y ferocidad. La técnica escultórica es insuperable. Se habla de que puede ser una obra griega importada.

El siglo III señala la extensión de la cultura helenística por el territorio etrusco. Roma domina políticamente, pero los etruscos siguen guiando el arte, superior todavía al romano. Se realiza una serie de retratos en bronce. La cabeza llamada de Lucio Bruto atrae la atención por su realismo y serenidad. El retrato debe reflejar lo más exactamente posible la faz del muerto, por lo que todo el interés se centra en la cabeza. En el siglo I a.C. la cabeza del supuesto Séneca es una prolongación del arte etrusco. Pero en estos momentos es ya difícil separar las obras etruscas y romanas, pues está naciendo el arte romano. En el siglo II o I se produce la genial obra del Arringatore u orador. Se trata de un arte de transición, ni etrusco ni romano. Une la dignidad, nobleza, tendencia a la oratoria del mundo romano con la técnica retratística etrusca. Está dotado de una fuerza y aire de dominio que caracterizará al retrato romano posterior. Es un bronce de tamaño natural.

 

 

 

 

 

 

Sarcófago de Cerveteri 

 

 

 

 

 

Quimera de Arezzo


 


4.- Pintura

Etruria ofrece en este campo el mayor conjunto del período clásico conservado. Se trata de una pintura de carácter funerario, que decora las tumbas. Su técnica se asimila al fresco. El momento de mayor esplendor se da en el siglo VI. Predominan las escenas de lucha, caza, banquetes, todo ello siempre con carácter funerario. Las escenas son alegres, para ahuyentar la tristeza de la muerte. Poseen estas obras la gracia y frescura de la pintura griega, con la que parece tuvo bastante relación, pero con aportaciones propias: atención al retrato y a la caracterización de tipos, jocosos o dramáticos, que no nos hacen pensar en un ideal de belleza a la griega, sino en hombres y mujeres reales. Lo mismo que en la cerámica griega del momento, los hombres están pintados de rojo y las mujeres de blanco.

Al llegar el siglo V se produce un influjo de las pinturas eritográficas griegas. Se ven escenas de danza y música.

Durante el período clásico griego, se estanca la pintura etrusca, al no poder asimilar el clasicismo fidíaco.
 

Fresco de una tumba etrusca