Jan Van Eyck pinta a este matrimonio en 1434, según consta en la  firma que del cuadro hace junto al espejo del fondo. Realizado en óleo  sobre tabla, mide 0,820 x 0,595 m. Se encuentra en la Galería Nacional de  Londres. Representa a Giovanni Arnolfini, un comerciante italiano que  reside en Brujas, y a su esposa Giovanna Cenami, hija de otro mercader  de igual origen. La escala de la imagen está adaptada al tamaño de los protagonistas centrales, que aparecen dispuestos simétricamente a los lados un eje central recorrido por unos elementos simbólicos: la lámpara, el espejo, el diván, los zuecos y el perro. Se describe un interior burgués bien amueblado y bañado por una tenue luz..Todo lo que aparece en la escena proclama la riqueza de la joven pareja: la indumentaria de ambos, la calidad del mobiliario y los múltiples detalles menudos, que tienen claro contenido simbólico.

Panosfsky ha esclarecido el contenido iconográfico de este retrato. El cuadro viene a ser como un certificado de matrimonio en forma visual. En aquella época no era necesaria la presencia del sacerdote para realizar el sacramento del matrimonio (no lo fue hasta que se aprobara en el Concilio de Trento y se aplicara en 1563 exigiendo la ceremonia celebrada por un sacerdote y la comparecencia de dos testigos). Según el derecho canónico, en el ritual del enlace los contrayentes juntaban sus manos y el novio levantaba el brazo para realizar el juramento. Arnolfini toma a su esposa de la mano y hace solemnemente el voto nupcial, levantando el antebrazo (fides levata); una solemnidad  que queda subrayada formalmente por la simetría exacta de la composición.

La vela encendida de la lámpara, aun cuando es pleno día, el hecho de que Arnolfini se haya descalzado (y la mujer también debe haberlo hecho, pues al fondo se ven sus rojos zapatos), patentiza el carácter sagrado de la ceremonia. La firma, por su posición, por su redacción y por su traza, es excepcional: "Johannes de eyck fuit hic.(1434) ". Juan Van Eyck estuvo aquí: es el testimonio escrito de un testigo. La inscripción muestra riqueza de adornos y rúbricas como la firma personalizada de un notario en un documento legal. El perro, símbolo de la fidelidad, la talla de Santa Margarita (se encuentra sobre el borde de madera de la cama), el espejo sin mancha, alusivo a la pureza de la Virgen, rodeado de estaciones de la pasión de Cristo, son elementos que contribuyen a clarificar el tema central. Debajo de la firma aparece el espejo en el que se refleja de una forma portentosa la escena vista desde atrás. Se descubre la presencia de dos personas que están en la puerta del dormitorio: una de ellas posiblemente el propio artista, que confirma así su condición de testigo. Con esta invención de orden espacial, Van Eyck anticipa la función de enlazador óptico que se confiará al espejo en el período barroco, del que el mejor ejemplo lo tenemos en Las Meninas de Velázquez. Conviene recordar que este cuadro perteneció a la colección  real española, por lo que es muy posible que Velázquez lo hubiera conocido.