ARTES APLICADAS

 

1.- La glíptica

2.- Trabajo en metal

3.- Trabajo en concha y marfil

4.- Cerámica vidriada

5.- Salir

 


 


1.- La glíptica

Para las relaciones comerciales se hicieron unos sellos cilíndricos que indicaban la posesión de la mercancía expendida. Esta exigencia, en principio alejada de cualquier pretensión artística, no fue un obstáculo para la creatividad y su confección se convirtió en un reto para los tallistas de todas las épocas. El típico sello mesopotámico es un pequeño cilindro cuyo diámetro oscila entre 2 y 5 cm. y cuya altura puede llegar a alcanzar de 3 a 6 cm., aunque tales dimensiones varían según las épocas.

Al principio los elementos figurativos representados eran fundamentalmente decorativos y la identificación se hacía mediante la epigrafía cuneiforme y no por los motivos representados. Más adelante se tendió al abandono de la trama de trazos o incisiones lineales para acentuar más el interés de por representado y el modelado de las figuras. La iconografía animalística, con abundancia de luchas y juegos entre distintas especies (leones, toros, leopardos, cuervos), permitía la construcción de complejas composiciones de entrelazos donde los animales suelen aparecer erguidos.

El paso de los siglos y de las dinastías no supuso para la glíptica una clara transformación formal ni iconográfica. Sí se fue ampliando el número de posibilidades narrativas al introducir motivos mitológicos y religiosos, banquetes, etc.
 

 

 

 


2.- Trabajo en metal

Mesopotamia, región escasamente provista de madera y piedra, tampoco es rica en metales. Sin embargo, pronto la orfebrería alcanza un gran desarrollo. Las técnicas de trabajar los metales -fundición., repujado, filigrana, cincelado, granulado y bruñido- eran utilizadas por los orfebres sumerios para conseguir piezas de gran belleza. Es el caso del vaso del príncipe sacerdotal Entemena, rey de Lagas, o el del casco de Meskalamdug. Belleza excepcional es la del carnero apoyado en el Árbol de la Vida. El arpa de Ur está rematada con la cabeza dorada de toro. En el mismo cementerio de Ur se ha encontrado el carnero apoyado en al Árbol de la vida.

La habilidad de los orfebres sumerios se manifiesta igualmente durante la dominación acadia. Lo hemos visto al hablar de la escultura acadia.

 

 

 

 


3.- Trabajo en concha y marfil

El gusto mesopotámico por la oposición y el contraste cromático se manifestó plenamente en la utilización de dos materiales de gran fragilidad: la concha de moluscos y el marfil. Estas plaquitas de concha se utilizaban para la decoración de los más diversos objetos. Las tumbas reales de Ur han proporcionado buenos ejemplos de estos usos, destacando entre las obras conservadas el llamada estandarte de Ur.

Este tipo de labor, así como la de los frisos decorativos de algunos templos, en las que figuras talladas en concha o en piedra caliza resaltan sobre un fondo de betún, apenas parecen tener eco en etapas posteriores.
 

 

 

 

 


 


4.- Cerámica vidriada

La glíptica influye en los asuntos decorativos de los frisos, con temática intencionadamente repetida que expresaba el sentido oriental de lo infinito. Estos frisos solían decorar muros externos, puertas o salones, utilizando una técnica largamente experimentada en la zona: la cerámica vidriada. A la cara externa de un ladrillo se le aplicaban óxidos, que una vez cristalizados en el horno, le daban intensos colores de transparencia vítrea. Además contribuían a la impermeabilización del muro y a su protección frente a los agentes climáticos.

Numerosos edificios utilizaron este sistema decorativo, como en las puertas de Ishtar, de Babilonia (siglo VI a.C.), que poseía su frente adornado con animales en relieve, realizados en ladrillos salientes.

En el mundo persa, el palacio de Susa (siglo V a.C.) estuvo decorado de manera similar. Es muy interesante un fragmento de una procesión de arqueros realizados en relieve, que se repetían de forma casi mimética extendiéndose por la parte baja del muro y constituyendo un friso con enmarque geométrico.