La dispersión geográfica de los monumentos mozárabes hace que no haya unidad artística. No obstante, hay algunos elementos que son más reiterados. El más representativo aparentemente es el empleo del arco de herradura, a veces encuadrado en un alfiz. Con frecuencia se utilizan los arcos gemelos. Los tipos de bóvedas más empleados son la de nervios de tipo califal y la gallonada; también hay cubriciones de madera. Son muy característicos los modillones de rollos sustentantes de los aleros, muy salientes, y cornisas que protegen los muros. Si su origen es musulmán, la decoración suele emplear temas de tradición visigoda. Las iglesias suelen ser de tamaño reducido, pero, a veces, con estructuras complicadas y una gran variedad de plantas. Los ábsides suelen ser de herradura al interior y rectangulares al exterior. Los muros son gruesos y hechos con todo tipo de materiales: ladrillo, mampostería, sillar. Es escasa la utilización de contrafuertes exteriores. * El hecho de que los dominadores permitiesen el culto cristiano, pero no tolerasen la construcción de nuevos templos, hace que encontremos pocos monumentos en la zona árabe. Los dos más importantes son: la iglesia de Bobastro (Ardales, Málaga), templo rupestre, con función defensiva y Santa María de Melque (Toledo), que considerada como visigótica (ver período visigótico), muestra los primeros rasgos de un incipiente mozarabismo. * En el territorio cristiano el tipo más acabado tal vez sea San Miguel de Escalada (León), monasterio construido a principios del X para acoger a una comunidad cordobesa que con su abad Alfonso al frente, huyó a León ante la amenaza que amagaba con su extinción. Tiene planta basilical con tres ábsides de planta de herradura y un crucero marcado sólo en el interior (iconostasio). Lateralmente tiene un pórtico con arcos de herradura sobre columnas, con alfiz. Del monasterio de Santiago de Peñalba (León) sólo se conserva la iglesia, con dos ábsides, uno en la cabecera y otro a los pies, que servía de panteón. Presenta una sola nave con planta de cruz latina. De influencia carolingia viene la preocupación por las proporciones: la nave está constituida por dos cuadrados perfectos. Tiene cúpulas gallonadas en el crucero y ábsides. En Tierra de Campos se conserva la iglesia de San Cebrián de Mazote (Valladolid). Lo más interesante de ella es que aquí aparecen algunas de las contadas muestras de escultura mozárabe (capiteles) que poseen un valor estimable en la evolución que llevará al románico. Junto a los monasterios construidos por clérigos mozárabes, hay que situar los levantados por los repobladores gallegos, asturianos, cántabros y navarros. En sus desplazamientos se iban encontrando ruinas visigodas, que restauran en recuerdo de un pasado santo. Es el caso de San Millán de la Cogolla (La Rioja) o de San Baudelio de Berlanga, que guarda afinidad con la arquitectura califal por sus bóvedas nervadas. Su planta es un sencillo cuadrado, de cuya parte central arranca una gruesa columna que se abre en diversos arcos como las ramas de una palmera. En ambos casos, se levantan sobre eremitorios rupestres anteriores a la invasión árabe. Santa María de Lebeña constituye el mejor ejemplo de la arquitectura mozárabe en Cantabria. Su relevancia viene dada por el hecho de utilizar por primera vez el pilar compuesto, de núcleo cruciforme con medias columnas adosadas, preparado para recoger los arcos de herradura, fajones y formeros. En Galicia hay una interesante construcción
mozárabe: San Miguel de Celanova (Orense). Fue
erigido por San Rosendo en el 940, con mano de obra mozárabe procedente del
sur y po artífices asturianos. Es un
pequeño oratorio al lado de un monasterio que hoy no se conserva. Está
construido en sillería a hueso, dada la gran cantidad de piedra en la zona. |
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La escultura se limita a piezas de material mobiliar litúrgico. En el Cancel de Escalada o en el santa Cristina de Lena, aparece la técnica de talla a bisel, pero muy endurecida. En la cruz votiva de Santiago de Peñalba aparece el tema de la cruz griega. El bisel va a invadir terrenos vedados para el visigodo, como es la figura humana. En el Tablero de Mazote el bisel entra en la figura humana: se llega a invertir lo cóncavo y lo convexo. Estamos en el grado supremo de la antiescultura. Pero no todo es así. El arte mozárabe también tiene una proyección para el futuro. En el campo de los capiteles. Los capiteles de Mazote o los de Santa María de Lebeña prefiguran a los románicos en su organización arquitectónica. ¿Servirían estos capiteles de inspiración a los artistas románicos? Es una teoría problemática, pero que no se puede desechar sin más. Se vuelve a la restauración de la estructura que gobierna un capitel: caulículos en las esquinas, organización en dos pisos, "roseta" entre los caulículos. En cuanto a la decoración ornamental de la superficie, se ve el biselado mozárabe, con esa precisión que no posee el visigodo. También se transmiten de formas musulmanas. En los Palos de una cruz del Louvre la decoración es la misma que desarrollan los musulmanes en botes de perfumes: ataurique, animales repetidos en serie continua. Quitando la forma de cruz, no tiene nada de cristiano. |
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Este arte tuvo un desarrollo espléndido y original ya a comienzos del X y sobre todo en su segunda mitad. Se va a caracterizar por una ausencia de valores plásticos y espaciales. Las figuras se sitúan sobre fajas superpuestas de diversos colores en orden a obtener un simbólico efecto de profundidad. El dibujo es seguro y lineal, no atendiendo a la anatomía, aunque destacan de modo extraordinario los ojos, de exorbitada mirada. La composición muestra una gran simplicidad: las caras se colocan de frente, los pies separados, todo expresado con la mayor claridad. Los colores son planos, encajados perfectamente dentro del dibujo. Las ilustraciones son a página entera o doble página, con abundancia de monstruos fabulosos y representaciones simbólicas de potente efecto decorativo. Es el principal campo de representación de la figura humana del prerrománico. Los Beatos representan la actividad de los monasterios, centros muy activos en la creación de esta modalidad, de suerte que no guardan relación con los centros regios. Se les llama así por ilustrar el texto de los "Comentarios al Apocalipsis" escrito por el monje beato de Liébana entre el 776 y el 786, aunque los dibujos hacen alusión al Apocalipsis. Los mejores códices y sus artífices –Magio, Emeterio, Senior, Oveco, etc.– son de Zamora, León y Palencia. Este texto con sus miniaturas se recoge en diferentes Beatos. Conocemos a algunos miniaturistas que ponen su firma. El libro más antiguo es el Beato Morgan (Biblioteca Morgan, Nueva York), firmado por Magio. Emeterio y la pintora Eude (la primera de la que se tiene noticia en España) firman el llamado Apocalipsis de Gerona. El Beato de Urgel consta de 79 miniaturas, algunas ocupando dos folios, sin contar con las que aparecen en los medallones de los árboles genealógicos que van al comienzo de la obra Otro grupo muy interesante es el de las biblias, como la de San Isidoro, de la catedral de León, la Hispalense, etc. La moda se prolongó hasta el siglo XIII, rivalizando en su
factura el escritorio real leonés, donde Facundo termina, en 1047, el encargado
por Fernando I y doña Sancha, con
deslumbrantes páginas. |
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