LA PINTURA LEVANTINA

  

 

Guerrero de Alcañiz

1.- Distribución cronológica y geográfica

2.- Obras artísticas

3.- Características y significado

4.- Salir

Anropomorfos del abrigo de la Balsa de Calicanto

 


1.- Distribución cronológica y geográfica

     En la península ibérica el arte prehistórico está representado por tres estilos diferentes. Hemos visto el paleolítico. Ahora vemos la segunda época: la pintura parietal levantina. La tercera serás el arte esquemático, que acaba a finales de la edad de bronce.

    Algunos eruditos regionales habían dado cuenta en el XIX de la existencia de pinturas rupestres en la zona, pero hasta que no se descubre el conjunto de Cogul en 1908, no se hizo un estudio de esta pintura. El gran difusor de ella será el abate Breuil.

Se da en un período postglaciar; el final del paleolítico coincide con el retroceso de la última glaciación. Un cambio no brusco, pero consolidado hacia el 10/8000 a.C. Amplias zonas, antes ocupadas por hielos, se colonizan por la fauna, la flora y el hombre; el nivel del mar sube hasta nuestras costas actuales; también sube el nivel de las nieves perpetuas. Las tundras y estepas se pueblan de bosques de coníferas en las zonas más septentrionales, y bosques caducifolios o bosques mixtos en las zonas más al sur. Los animales también varían: el reno se desplaza al norte, el mamut, el oso de las cavernas y el rinoceronte lanudo se extinguen. Otros animales tienen un gran apogeo: el ciervo, corzo, jabalí y los grandes bóvidos.

Tanto el Epipaleolítico como el Mesolítico son épocas de transformaciones. Epipaleolítico se aplica a los grupos de cazadores-recolectores, mientras que Mesolítico a aquellos que se encuentran en vías de la producción artificial de alimentos (agricultura, ganadería). El hábitat del Epipaleolítico, cultura similar al Paleolítico, sigue en cuevas y abrigos. Hay tendencia a fabricar instrumentos de piedra de menor tamaño (microlitos), al cambiar el tamaño de la caza. El conflicto fundamental con el que se encuentran todas las teorías para su datación cronológica es la escasez de asentamientos en los abrigos pintados y de niveles claros de estratificación, lo que impide dar una adscripción cultural segura. No obstante y según indican los estudios más recientes, parece evidente la edad postpaleolítica de la pintura levantina y su agotamiento y sustitución por un arte del Eneolítico; sin embargo, es muy difícil establecer una cronología absoluta y confirmar que estas expresiones plásticas son meso-neolíticas. El arte levantino se corresponde, por tanto, con el Epipaleolítico y Mesolítico. Y aunque su datación está bastante discutida, el origen podría situarse en torno al 6000 a.C., para terminar, como fecha más probable en torno al 1200 a.C. Las manifestaciones artísticas de estos pueblos levantinos, cazadores de montaña, alcanzan su apogeo en torno al año 5000 a.C.

Estas pinturas están en las cadenas montañosas de la vertiente mediterránea. Las pinturas y escasos grabados que se conservan aparecen en abrigos o covachos de escasa profundidad. No hay reglas respecto de la situación de las pinturas en los abrigos; normalmente se pinta a lo largo de ellos y a la altura a donde se llega fácilmente con la mano. Están bañados por la luz solar y situados en zonas abruptas, a veces, de difícil acceso, configuradas por profundos barrancos, que debieron estar poblados de bosques de tipo mediterráneo, hoy desaparecidos. La mayoría de los abrigos se encuentran a una altura comprendida entre los 600 y los 1.000 mts. El clima debía ser duro y continental, muy apto para la caza.

Los abrigos descubiertos son más de un centenar, con millares de figuras. La conservación de esta pintura es difícil, unas veces por la acción de los medios naturales y otras por las del propio hombre. Hay abrigos enteros que están hoy casi invisibles.

Abrigos más conocidos: Cogul (Lérida), La Araña (Valencia), Minateda (Albacete), Alpera (Albacete).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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2.- Obras artísticas

La pintura es la técnica empleada principalmente.

Elementos de la pintura

A) Animales. Numéricamente el animal más representado es el ciervo, seguido de la cabra montés. Es frecuente la pintura del toro y del jabalí. Más raros es el caballo, corzo, cánidos, aves. En muchos casos es difícil identificar las especies, por el pequeño tamaño o lo borroso de la figura.

Los ciervos y las cabras están abundantemente representados y no faltan en ningún abrigo. Aparecen en actitudes variadas, pero los convencionalismos se repiten. Hay ciervos aislados de gran tamaño, pero lo normal es que aparezcan en manadas. En cambio, las cabras suelen aparecer en rebaños, presa de los cazadores; no suelen aparecer solas.

B) Figuras humanas. Las figuras humanas tienen menor naturalismo que los animales y una mayor estilización. No presentan detalles, excepto la nariz y la boca, aunque se detallan los adornos en la cabeza, la cintura y las piernas. No se pintan individuos, sino tipos, con una larga lista de variaciones, pero siempre estilizados, a veces con formas exageradamente alargadas. Aparecen con armas diversas.

Las mujeres aparecen menos que los hombres. Se diferencian de las figuras masculinas: senos, nalgas salientes, falda, tipo de actividad que desarrollan. No presentan armas. Las faldas son acampanadas y entalladas en la cintura, como si estuvieran sujetas por un cinto. Se las representa aisladas y sin relación directa con los hombres.

C) Las armas más frecuentes son el arco y las flechas; excepcionalmente el venablo o el lazo. El arco puede ser grande, incluso mayor que la figura humana, aunque son más frecuentes los pequeños y sencillos. Los arqueros están en actitudes diversas, pero generalmente tensando o disparando el arco.

 

 

 

Cabritas blancas de Prado de Tormon

 

 

 

 

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3.- Características de las pinturas

Hay una serie de características comunes, aunque también haya factores de diversidad.

Las dimensiones de las figuras pueden ir desde 1,10 mts. de largo, hasta figuras muy pequeñas en el mismo abrigo, o diminutas, de 0,03 m. solamente.

Los colores principales son el rojo, el más abundante, y el negro; algunas figuras en Albarracín son de color blanco. Los colores rojos alcanzan una gama de matices amplia, desde el rojo claro o el anaranjado hasta el violáceo o castaño. Estas variaciones pueden ser debidas a repintados o a la acción de la erosión y desgaste de la pintura.

Parece clara una elaborada idea de composición. La característica del arte levantino es la participación en las escenas de hombres y animales en las más variadas actitudes. El hombre aparece en actitudes diversas: cazador, hiriendo o acosando a animales; a veces armado con arco, luchando o danzando; excepcionalmente aparece como hechicero o enmascarado. La mujer aparece frecuentemente en las escenas, aunque nunca como cazadora. Otras actividades de la vida están presentes: recolección de frutos, miel (La Araña de Bicorp, Valencia), escenas agrícolas o ganaderas, danzas, etc.

La forma de pintar las figuras varía. Hay simples perfiles; se marca sólo el contorno de la figura y la parte interior no se pinta. A veces se modelan partes del cuerpo, como la cabeza, el cuello. El relleno de las figuras es variado: a veces un rallado paralelo; otras se completa el contorno de la figura con una pintura plana. No hay modelado, difuminado complementario, ni policromía dentro de cada figura. Los animales están generalmente de perfil, con dos patas por par; las astas, cuernos y pezuñas figuran de frente aunque el cuerpo esté de perfil.

Significado de las pinturas

Aunque el arte levantino estuvo al servicio de una sociedad, su sentido y significación, no está claro. Se está de acuerdo en el papel de la caza, básica para la vida económica del pueblo. La idea religiosa o la magia de caza convertían a estos abrigos en santuarios, dispuestos estratégicamente en lugares no habitados y normalmente sin restos de habitación. Esto explica la acumulación de figuras en paredes de un mismo abrigo y en determinados lugares.

 

Toros de Albarracín (Teruel).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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