PINTURA ROMANA

 

Larario de la casa Vettii, en Pompeya

1.- Características generales

2.- Los estilos pompeyanos

3.- Otras pinturas

4.- El mosaico

5.- Salir

 

Casa de los Vettii en Pompeya. Baco

 

 

1.- Características generales

Los romanos desarrollan la pintura mural, la de caballete y el mosaico. Pero con la pintura ocurre lo mismo que con la escultura, hay una dependencia grande de la griega, sobre todo de la del periodo helenístico. A finales de la República, tanto la temática como la técnica muestran esta influencia, que encuentra en Roma una continuación espléndida. 

De no ser por la catástrofe de Pompeya y Herculano (79 d.C.), la mayor parte de la pintura romana hubiese quedado totalmente ignorada. Además de esta pintura, limitada por el tiempo, hay algunas muestras en Roma y en otras ciudades romanas de las provincias, pero en pequeña cantidad. La pintura de caballete que nos ha llegado es muy reducida.

El romano toma del etrusco la costumbre de decorar con pinturas el interior de sus viviendas. Así encubre la pobreza de los mampuestos de sus habitaciones, máxime si, según parece, el interior de las viviendas mostraba una gran carencia de mobiliario. El carácter de esta pintura es fundamentalmente decorativo, con temas profanos. La función decorativa se acentúa en las grandes mansiones o villas. Toda la producción romana es anónima.

En general estas pinturas se realizan al fresco y son protegidas por una capa de cera que aviva los colores. 

En gran parte de la pintura romana es necesario destacar, al margen del procedimiento, el tratamiento técnico consistente en manejar el pincel con toques sueltos para producir una impresión más viva, sobre todo en el Cuarto estilo. Los romanos lo llamaban técnica compendiaria, que veremos reaparecer en ciertos momentos de Velázquez y Goya. Además utilizan la perspectiva caballera, la disminución relativa de tamaños, el juego de veladuras, etc., elementos que no se volverán a ver prácticamente hasta el Quattrocento.
 

 

 

 

 

 

Ariadna y Dionisos volando. Casa Vettii, Pompeya

 

 

 

 

 


 


2.- Los estilos pompeyanos

En 1882 se establecieron cuatro estilos a partir de los restos de Pompeya para estudiar la pintura. Esta división sigue en la actualidad. Los cuatro estilos bien diferenciados se suceden cronológicamente, aunque a veces coexisten.

  • Primer estilo o de incrustaciones. Tiene origen helenístico y abarca todo el siglo II y los principios de I a.C. Imita placas o revestimientos de mármol de diferentes colores en las paredes de las casas romanas; por eso se le llama de incrustación. La riqueza y variedad es grande. El romano, como el griego, entiende la pintura como algo consubstancial con el muro, de ahí su permanente relación e integración con la arquitectura. Suele distribuir la pared en tres bandas: un zócalo en la parte inferior; un alto rodapié intermedio, y un remate a modo de entablamento. Se encuentran bellos ejemplos en la Casa de los grifos, en Roma y en la Casa de Salustio, en Pompeya.
  • Segundo estilo o de perspectiva arquitectónica. Se da entre el 70 a.d. Cto. y el 14 d.C., aproximadamente. Tiene un sentido más romano. La decoración imita espacios arquitectónicos con los que se amplía ilusoriamente las dimensiones reales de la sala. Columnas, dinteles, frontones, etc., un tanto libres, pero que técnicamente son posibles, distinguen este momento. Para valorar la espacialidad, las columnas y entablamentos se separan del muro, dando lugar a la perspectiva. En los recuadros se pintan temas mitológicos, paisajes, bodegones. Muestran una técnica pictórica asombrosa. Son pinceladas frescas, exactas, y profundamente expresivas. La Villa de los misterios, en Pompeya y la de Publio Fannio Sinistor, en Boscoreale, son muestras antológicas de este sistema decorativo.
  • Tercer estilo u ornamental. Se da en la primera mitad del I d.C. Deriva del segundo estilo, pero los miembros arquitectónicos se adelgazan, pierden su posibilidad funcional y la columna se sustituye por candelabros decorados con seres monstruosos y fantásticos. Parecen repujados en metal. En rigor es el triunfo del grutesco. Desaparecen los efectos espaciales arquitectónicos. En cambio, el muro se hace más extenso, ofreciendo un buen lugar para la pintura de grandes temas, como si fuera pintura de caballete, entre los que la figura humana ocupa un lugar preeminente. Tienen importancia los frisos decorados con figuras de niños y amorcillos en las más deliciosas posiciones. Estas figuras destacan sobre fondos uniformes de color blanco, rojo o negro. La casa pompeyana de Lucrecio Frontón presenta pinturas de este estilo.

  • Cuarto estilo o de ilusionismo arquitectónico. Corresponde a la segunda mitad del I d.C. Viene a ser una síntesis de los estilos segundo y tercero. Recupera las perspectivas arquitectónicas, que disuelven los fondos de pared neutros, pero continúa empleando el candelabro y la decoración monstruosa y fantástica. Se puede dar relieve a la pintura con estuco. Las figuras ocupan grandes extensiones e importancia, comenzando a ocupar ese lugar que hasta entonces llenaba la escultura en la necesidad que el romano sentía siempre de imágenes. Es el estilo preponderante en Pompeya y se halla en pleno vigor cuando se produce la erupción del Vesubio (79 d.C.)

 

 

 

Dionisos. Casa Vettii, Pompeya

 

 

 

Hércules estrangula a las serpientes. Casa Vettii, Pompeya

 

 

 


 


3.- Otras pinturas

El uso de las formas de los estilos vistos anteriormente, no impidió que en los muros de los jardines, en las galerías del atrium y en algunas estancias de la case se pintura también un fresco corrido ocupando toda la pares. Por eso, en las ciudades sepultadas por el Vesubio, tenemos otras representaciones estrictamente figurativas al margen de los estilos pompeyanos. Estos son algunos de los ejemplos más interesantes: Casa de Livia y Villa Farnesio, Villa de los Misterios, casa de los Vettii.

También se ha encontrado en estas ciudades pinturas de tipo más curioso: eróticas en los lupanares, graffiti de tipo político, etc.

Al margen de esta pintura, hay que citar los retratos que sustituyen a los que se hubiesen hecho en escultura. La composición responde a un tipo único: el retratado lleva en la mano derecha el estilo, en ademán de acercarlo a los labios, mientras sostiene con la izquierda el libro de placas de cera para escribir en él. La forma del cuadro suele ser circular. En Pompeya se han descubierto, pintados al fresco, magníficos retratos, como los del panadero Paquio Proculo y su mujer.

También se ha encontrado en el Egipto romano una excelente colección de retratos sobre tabla, a la encáustica (ceras y resinas), para colocarlos sobre las momias. En realidad no es propiamente arte romano, sino una manifestación helenística en época romana.

En España son pocos los restos que quedan. Se pueden señalar las encontradas en Mérida o en el Nínfeo de Santa Eulalia en Bóveda (Lugo).

La pintura posterior a la destrucción de Pompeya nos es peor conocida, pero por los pocos restos conservados, su calidad técnica no decae. Incluso sustituye a partir del siglo III a la escultura en la decoración de edificios.
 

 

 

 

 

Pintura mural de la casa Vettii, Pompeya

 


 


4.- El mosaico

Los mosaicos eran utilizados en Roma para la pavimentación, principalmente, y, a partir del siglo I, también para la decoración mural. Su empleo fue abundantísimo en todo el Imperio. Generalmente reflejan la influencia de la pintura de la que a veces son mera copia. Constituyen a menudo un documento de la vida cotidiana romana, aunque abundan las representaciones geométricas, los paisajes y las escenas mitológicas. Para la realización de los mosaicos se utilizaban varias técnicas. El opus tessellatum está formado por teselas, pequeñas piezas cúbicas de alrededor de un centímetro de arista. Para los temas figurados se utilizaba el opus vermiculatum, con teselas más pequeñas, que permitía mayores posibilidades de expresión. Los mosaicos más importantes tenían un tema decorativo en el centro, llamado emblema.

La técnica del mosaico exige un poderoso sentido de síntesis de las formas, que a veces hay que resolver con poquísimas teselas (cabezas, detalles, etc.).

La obra cumbre del mosaico tal vez sea el de la Batalla de Alejandro con Darío, encontrado en la Casa del Fauno de Pompeya. Pero hay otros muchos mosaicos interesantes por uno u otro motivo, como el Cave canem ("cuidado con el perro"), que aparece en Pompeya.

Pero en España también hay buenos ejemplares de mosaicos: Villa de la Olmeda (Saldaña, Palencia), Mérida (Badajoz), Itálica (Sevilla), Ampurias (Gerona), y otro muchos lugares más.