Desde el neolítico, la península griega está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las costas occidentales de Asia Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de las costas y la gran cantidad de islas cercanas han contribuido al desarrollo de una civilización marítima homogénea. Pero su homogeneidad cultural no implicaba la política. Los sistemas montañosos y los profundos valles dividieron la península en pequeñas unidades políticas y económicas (polis), ligeramente mayores en extensión que una ciudad y su territorio circundante. Si en el segundo milenio la cultura griega se desarrolla en ciudades de la isla de Creta y en las continentales Micenas o Tirinto, tras la invasión doria toman el mando las ciudades ubicadas en el mar Egeo y luego también las del sur de Italia y Sicilia, regiones colonizadas por los griegos. A esta última región, donde la colonización fue tan importante que el idioma griego llegó a imponerse incluso sobre el de los pueblos autóctonos, se la denominó "Magna Grecia", en oposición a la patria más pobre y pequeña. Es difícil librarse de la idea de que la historia y civilización de la Grecia clásica es la historia de Atenas. Las fuentes imponen una visión en que Atenas es el centro. Las realidades conocidas responden a esa impresión. Los acontecimientos principales se generan en torno a la formación de la hegemonía ateniense y a su transformación en imperio, de modo que difícilmente hay ciudades, dentro de todo el panorama del mundo helénico, que no estén condicionadas por su presencia. Ello incluye a los griegos de las colonias occidentales y a los macedonios, aunque, sin duda, las vicisitudes de cada ciudad o región puedan ser objeto de atención específica, incluso si la colación es traída a propósito de las líneas maestras marcadas por Atenas y, subsidiariamente y en calidad de antagonista, por Esparta.
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La arquitectura griega es esencialmente de piedra. El mármol no se emplea antes del siglo V. También utiliza otros materiales, sobre todo en los edificios privados, pero para edificios públicos, se usa la piedra tallada. Ningún pueblo ha apreciado tanto los muros de piedra, cuya belleza reside en el aparejo, que variará según las épocas; usan el poligonal, isodomo o regular, y el trapezoidal a partir del IV. La técnica de trabajo es refinada: las piedras de los muros, unidas sin mortero, se ligan entre sí con grapas metálicas. Las caras de unión reciben un tratamiento especial que asegura su perfecta adherencia. En los edificios públicos más cuidados, especialmente cuando el material empleado es mármol, las paredes se rebajan con cincel de arriba hacia abajo una vez montado el muro para hacer desaparecer toda imperfección. Desaparecen las construcciones de gran tamaño. También desaparecen las grandes construcciones en honor de reyes o emperadores; por eso no estudiamos tumbas, palacios, u otras construcciones en honor de figuras personales. La arquitectura se hace en función del hombre; se vale de una proporción en armonía con el hombre. No sólo les preocupa el espacio interno, sino la concepción del edificio como parte de un conjunto. La unión de arquitectura y naturaleza alcanza con los griegos un grado de sensibilidad insólito. La arquitectura recibe el complemento de una decoración arquitectónica (órdenes), escultórica y pictórica (hoy perdida). Para los griegos la arquitectura es número, proporción, equilibrio. Consiguen tal perfección que sus arquetipos quedarán para el futuro. Se puede definir a los órdenes como reglas que se refieren a la forma, escala y decoración. Se establecen con rapidez; son bien claros en el VI el dórico y el jónico. La innovación más notoria es la invención del capitel corintio en la segunda mitad del V. Más tarde, en pleno período helenístico aparece el capitel compuesto. El edificio se levanta sobre un basamento: estereóbato (escalón que lo aísla del suelo) y estilóbato (doble o triple escalón del que arranca la columna). Los órdenes arquitectónicos no son elementos tradicionales para construir casas, sino fórmulas para dignificar las fachadas de los edificios. El orden dórico encarna lo fuerte, viril. El estilo dórico tiene su origen en las construcciones de madera, cuyas formas se trasladan a la piedra. Sobre el basamento va el soporte del edificio: la columna sin basa arranca directamente del suelo. El fuste de la columna disminuye de diámetro hacia arriba, y lleva acanaladuras (estrías de arista viva) en toda su altura. Al término del fuste está el collarino (serie de ranuras). Se remata con el capitel, que conjuga la planitud del ábaco (que recibe el peso del edificio) con la suave curva del equino. La carga se dispone horizontalmente, y actúa en sentido vertical. Esta gran masa recibe el nombre de entablamento; está formado por un arquitrabe (ancho listón de piedra), un friso (dividido en espacios cuadrados donde alternativamente se disponen los triglifos y metopas, que generalmente se decoran con relieves), y la cornisa, que con su vuelo, protege al templo de la lluvia. El templo tiene cubierta inclinada a dos aguas, que en las fachadas menores se acusa sobre la cornisa, formando un plano triangular o frontón, cuyo fondo se denomina tímpano. Las estatuas acróteras y las antefijas completan la decoración del templo. El acceso a la Acrópolis ateniense, presidida por la Atenea Promakos, y rodeada de una robusta muralla, se hace por una monumental entrada: Los Propileos, levantados por Mnesicles. Los Propileos combinan fachadas dóricas y corredor jónico. Dentro de la acrópolis el principal ejemplo del orden dórico es el templo del Partenón. El orden jónico es originario de Asia Menor presenta unas proporciones más esbeltas. Las columnas son más altas y delgadas que las dóricas. El fuste se apoya en una pieza intermedia (basa, formada por molduras convexas (toro) y cóncavas (escocia); se la suele denominar basa ática. A veces la basa se apoya en un pequeño pedestal cuadrado que recibe el nombre de plinto. El fuste tiene forma cilíndrica en toda su extensión, aunque en ocasiones aparece ligeramente hinchado en el centro (éntasis) y numerosas estrías de aristas muertas. El capitel se decora con una corona de ovas y un cordón de perlas, y, a los lados, dos robustas volutas, que constituyen lo más característico del estilo. El arquitrabe presenta tres listones horizontales. El friso forma una banda corrida, lisa o decorada con relieves. El más célebre monumento jónico dentro de la Acrópolis es el templo del Erecteion, dedicado a Erecteo, un hijo del dios Poseidón, de incoherente estructura por diversidad de cultos y dificultades del terreno. Ha cobrado fama por la singular tribuna de las Cariátides, la más soberbia aplicación de este orden. Al lado de los Propileos está el templo jónico de Atenea Niké (victoriosa), lindo edificio tetrástilo del 425 a.C., construido por Calícrates para conmemorar la victoria sobre los persas. El orden corintio es semejante al jónico. La diferencia fundamental estriba en el capitel, formado por dos filas de hojas de acanto superpuestas y cuatro volutas (caulículos) en los ángulos superiores, colocando entre ellas dos hojas menores enfrentadas en el centro, adornadas con una flor. Entre los ejemplos de templos corintios podemos citar al Olimpeion (templo de Zeus), en Atenas o la Linterna de Lisícratres también en Atenas. El orden cariático emplea Cariátides, figuras de mujeres que llevan una especie de canastillo en la cabeza cumpliendo las funciones del capitel, y que sustituyen a la columna o al pilar en la función de soporte. Cuando las figuras que hacen de soporte son masculinas reciben el nombre de atlantes.
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La planta deriva del mégaron micénico, es rectangular y simétrica respecta de un eje longitudinal; consta de pronaos (vestíbulo) formado por la prolongación de los muros laterales, naos o cella (recinto cerrado en el que se sitúa la estatua de la divinidad homenajeada) y opistodomos. La magnificencia de algunos templos griegos, como el Partenón de la acrópolis de Atenas, no es prototípica, todo lo contrario; los templos griegos suelen ser pequeños (Tesoro de los Atenienses en Delfos o el templo ya visto de Atenea Niké en la Acrópolis ateniense). La tipología del templo griego atiende al número y a la disposición de las columnas. Encontramos cinco tipos básicos de templos. Plantas de los templos.
Según las columnas que presenta la fachada reciben diferentes nombres: dístilo, tetrástilo, hexástilo, octástilo, etc. Mediante un esfuerzo de imaginación debemos devolver el color y la profusión de accesorios (acróteras, antefijas) que transforman profundamente el aspecto que hoy nos ofrecen los templos, sobre todo cuando no son de mármol. (alzado del templo griego) Los altares aislados son del período helenístico. El gran altar de Zeus en Pérgamo. Se llega al altar a través de una larga y amplia escalinata. A ambos lados del altar había dos salas, con un peristilo jónico de bellas proporciones. El templo de Zeus en Olimpia (470 y 456 a. C.) fue el modelo de los templos clásicos griegos de orden dórico. Y alcanzó tanta fama porque, aparte de levantarse en el bosque sagrado del santuario más famoso de toda Grecia, es el modelo perfecto de belleza, con la particularidad de que se construye algunos años antes que el Partenón. Hay que reconocerle a su constructor, Libon de Elis, la decisiva aportación al desarrollo de la arquitectura del periodo clásico pleno. Las esculturas de los frontones y metopas de este templo muestran uno de los mejores ejemplos de la escultura del período severo griego. El nombre del Partenón (447-438 a.C.) procede de "párthenos", palabra griega que significa "virgen" y se refiere a Atenea, la diosa protectora de Atenas a la que estaba dedicado el templo. La decoración esculpida se termina hacia el 432 a.C.. Está colocado en la colina sagrada de la Acrópolis ateniense. Durante las invasiones persas de los años 480 a.C. fue incendiado y parcialmente destruido un templo dedicado a Atenea, diosa tutelar de Atenas. Después de lo que parece derrota milagrosa de los persas, el Senado ateniense autoriza la construcción de un nuevo templo dedicado a aquella diosa. La edificación del Partenón tiene lugar durante el culmen de la confianza griega en los dioses atenienses y en la cultura griega. Es una ironía que la construcción del gran templo coincida igualmente con el principio de la fatal decadencia del poder político de Atenas y de lo que varios historiadores han considerado la corrupción moral de ésta. Muchos protestaron del enorme coste del templo, sintiéndose también ofendidos por el irritado ofrecimiento de Pericles de costear él mismo la construcción. Para evitar que la gloria recaiga solamente en Pericles, el Senado aprueba su construcción con cargo a los gastos públicos. El tamaño del Partenón, pequeño si lo comparamos con los inmensos templos egipcios, señala una clara diferencia con respecto a éstos, tanto por los diferentes recursos para su construcción como por la inexistencia de una casta sacerdotal poderosa en Grecia. No obstante, para una ciudad de 100.000 habitantes, el Partenón es una empresa ambiciosa. Es también una ofrenda a la diosa de la guerra y la sabiduría hecha por hombres libres y sometidos a ella de buen grado. Al frente de las obras aparecen dos arquitectos: Ictinos y Calícrates, intérpretes a su vez del mayor artista de Grecia: Fidias, superintendente de las obras. Es un templo octóstilo. El interior tiene la naos dividida en dos salas por imperativos de una construcción precedente; la posterior de ellas tiene cuatro columnas jónicas, con lo que se consagra la combinación de distintos órdenes en el mismo edificio (el resto de las columnas interiores y exteriores son dóricas). Esto mismo se refuerza con el friso continuo, a la jónica, que adorna con relieves fidíacos el muro exterior de la cella. En 1847 el arquitecto inglés Penrose se hizo célebre al descubrir los efectos visuales del templo, lo que denota gran conocimiento de las reglas de perspectiva, a la vez que perfecto dominio de la técnica arquitectónica; así, ni los entablamentos ni los basamentos son rectos en realidad, ni los intercolumnios de iguales dimensiones. El conjunto, bellamente decorado en los frontones y metopas, ha llegado bastante mutilado hasta nuestros días. El templo se transformó durante la Edad Media en iglesia cristiana, y servía de polvorín cuando en 1675 hizo explosión al caer en él una granada durante el sitio de Atenas por los venecianos. Las esculturas que quedaron fueron arrancadas a comienzos del XIX por el embajador británico y llevadas en 1816 al Museo Británico.
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El teatro, como género literario, es creación griega, y también es creación griega el edificio destinado a su representación. Sobre su trascendencia para el futuro sólo es necesario recordar que los de nuestro tiempo continúan ajustándose a las normas entonces establecidas. Dibuja sus gradas sobre la falda empinada de una colina y aprovecha el pie mismo de la colina para la construcción de la escena y la orquesta. La escena no tiene aún la importancia que adquiere más tarde en su versión romana; se encuentra al nivel de tierra. La orquesta, de planta circular, es la parte dedicada al coro. Para el público está la gradería, de forma ultra semicircular, y que rodea en gran parte a la orquesta. El mejor conservado se encuentra en Epidauro. El odeón, edificio para audiciones musicales, es de forma semejante al teatro. El gusto por los deportes origina otro tipo de edificios dedicados a espectáculos públicos: el estadio sirve para contemplar ejercicios gimnásticos. Recibe su nombre de la medida de longitud (unos doscientos metros) que suele tener. Son de forma rectangular, muy alargada, con graderíos en los lados mayores y un testero semicircular. El hipódromo, destinado a carreras de caballos y carros, aunque de proporciones mayores, presenta análogas características. Complemento de estas dos clases de construcciones son los gimnasios y palestras en los que los atletas se preparan para los ejercicios. De trascendental interés para el conocimiento de una cultura es el estudio de sus casas. Mientras los templos y teatros recogen aspectos relacionados con la colectividad, la casa traduce dimensiones del individuo. Construida con materiales menos nobles, lo que ha contribuido a su peor conservación, pero adornada con pinturas, la vida doméstica gravita en torno al peristilo, un patio con columnas en forma de jardín con fuente al que se asoman las habitaciones. La ciudad pasa de ser el amasijo de viviendas humildes dominadas por el palacio-templo de un rey divinizado a tener una estructura más compleja en la que dominan aquellos elementos que son de disfrute público. En cambio no aparece en las ciudades de la democracia griega, dada su condición política, ningún palacio abrumador que represente el poder o la autoridad de un jefe. Era lógico esperar que en el ambiente filosófico de Grecia surgiera también una teoría racional de la ciudad, como una organización ideal que resolviera las deficiencias de las ciudades antiguas. La idea de que la ciudad tenga que estar ordenada es novedosa, e implica una concepción nueva del espacio urbano. Se considera a Hippodamos, griego natural de Mileto, como el primer urbanista con criterio científico riguroso que ha conocido el mundo. En general, se le asigna la creación de la ciudad en cuadrícula, con calles rectas que se cortan en ángulos de noventa grados. Aunque de las ciudades construidas por Hippodamos no nos quedan restos, sí nos quedan de otras ciudades construidas según sus principios, como Mileto, reedificada hacia el 475 a.C. |
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