Los visigodos, tal vez el pueblo germano más romanizado,
tienen una colaboración intensa con los romanos. Tras asentarse en la Galia y
establecer la capital en Tolosa, son expulsados por los francos tras la batalla
de Vouillé (509) y pasan definitivamente a la
península ibérica. A principios del VI hacen de Toledo la capital del reino.
Consiguen su mayor extensión con Leovigildo (573-586). Parece que no pasaron de
200.000 los visigodos asentados en la tierra hispana. La población
hispanorromana no ofreció resistencia a la ocupación, no sólo por el estado de ruralización existente que impedía toda organización política, sino también por
considerar que la ocupación visigoda suponía una continuidad del estatus romano,
una vez desaparecido el Imperio. Como características más notables se podrían señalar:
empleo de plantas basilicales o cruciformes; uso de capiteles corintios (con
hojas más esquematizadas) y bizantinos (troncocónico invertido, con cimacio);
empleo de la piedra, con aparejo bien tallado y escuadrado; los muros son lisos;
usan el arco de herradura, peculiar de los visigodos (más tarde lo imitarán los
árabes) con función constructiva y no solo decorativa, con un tercio del radio
de elevación sobre la línea de impostas y despiece radial de las dovelas; este
arco presenta la particularidad de que la línea del trasdós cae vertical sobre
el arranque, no siguiendo por tanto la curva de la línea interior; cuando la
cubierta es abovedada, se hace bien con bóveda de medio cañón, de aristas o
pequeña cúpula de tipo bizantino; se colocan pocos vanos; las ventanas son de un
solo hueco. San Juan de los Baños (Palencia) fue fundada por Recesvinto en el 661. Tiene tres naves con cubierta de madera y tres ábsides rectangulares separados. Aunque ha sufrido importantes alteraciones, conocemos perfectamente su planta. Los fustes de las columnas y algún capitel, del romano tardía, han sido reaprovechados. Santa Comba de Bande (Orense) tiene planta de cruz griega, con bóveda de arista en la linterna. El tramo de la nave está cubierto con bóveda de cañón de ladrillo. San Pedro de la Nave (Zamora) presenta la síntesis de un plan de cruz griega y otro basilical. La decoración de este templo es más rica que la de los anteriores. Hoy está desplazada de su primitivo lugar que ocupa un pantano, pero el buen ajuste de los sillares determinó un traslado y emplazamiento fácil. De la Iglesia de Quintanilla de las Viñas
(Burgos) sólo se conserva la cabecera, aunque sabemos que tenía planta
basilical. Es notable sobre todo por sus bandas decorativas en el exterior. La iglesia de Santa María de Melque (Toledo) es el edificio mejor conservado de lo que fue un amplio conjunto monástico construido en los siglos VII-VIII, en el territorio de la ciudad de Toledo, la antigua capital del reino visigodo. Su aparejo y su técnica constructiva son una clara herencia de la tradición arquitectónica tardorromana. Sin embargo su planta y algunos de los escasos elementos decorativos que aún se conservan en el propio monumento, hay que vincularlos con algunos ejemplos conocidos en el mundo oriental.
|
|
|
Si todavía la arquitectura se mantiene a un cierto nivel artístico elevado,
la escultura se nos muestra en su fase de decadencia. El arte escultórico
visigodo es de tradición totalmente hispanorromano, pero se va a distinguir de
él: no es sin más una continuación de lo paleocristiano; presenta suficiente
definición con respecto a él y el cambio que se opera es algo brusco. En Toledo confluyen ambas aportaciones, la ravenesa y la oriental, y se las da un sello unitario, de arte cortesano, oficial. La pilastra de San Salvador es de la primera mitad
del VII. Tiene tres caras de decoración vegetal o simbólica, como en Emérita, y
la cuarta con figuración humana. La basa y el capitel están tallados en el mismo
bloque. La novedad está en la aparición de la figura humana, pues plantea una
triple ruptura con lo paleocristiano: funcional, iconográfica y estilística. En
San Pedro de la Nave. El ciclo escultórico se encuentra en el interior,
pero sin relación con la arquitectura, y en lugares significativos. Hay
capiteles con decoración vegetal y dos capiteles iconográficos, con temas ya
vistos en el paleocristiano. Pero no se imita el contenido: antes era sobre todo
soteriológico, de alianza, de salvación. Ahora interesa el carácter sacrificial de la escena,
como prefiguración del sacrificio de Cristo. Así, en la Sacrificio de Isaac, se
pone el énfasis en el carnero, en el altar (altar cristiano y no ara), en el
arbusto (cruz), en la colocación (cerca del santuario). Es más difícil dar
contenido sacrificial al capitel de Daniel en el foso de los leones, pero hay
textos que hablan de Daniel como prefiguración del mártir. En Quintanilla de las Viñas surgen unas bandas
al exterior (en el interior ya se ven en San Pedro de la Nave), con resurgencias
indígenas y motivos quizás de aportación bárbara. El hecho de salir al
exterior nos indica un momento de inventiva y de expansión truncado por la
invasión árabe. Surge una temática vegetal, con animales en círculos,
animales híbridos o tratados muy fantásticamente, adornos de tipo abstracto.
En el interior aparecen el
Sol y la Luna, pudiendo estar en relación con Cristo y María.
Aparece también la figura de Cristo, con la cruz, tal vez glorificación de
Cristo. El esquema compositivo de estos relieves es pobre, igual para todos, y
de origen clásico: la imago clipeata (en Roma el clípeo lo llevan victorias o
niños). El estilo es más sumario que el de San Pedro, los pliegues más
rígidos, incluso perdiendo el sentido de la lógica. Estas estrías que semejan
los pliegues tal vez estén en relación con la tradición germana del repujado
metálico. |
|
|
La ilustración de
textos con representación de la figura humana debió de practicarse en España
durante la época visigótica, continuando una tradición de origen norteafricano,
que se hará presente después en la miniatura mozárabe. Schlunck ha establecido
un paralelismo entre la estilística y los temas de la escultura visigótica en
las representaciones pictóricas de los manuscritos de los siglos X y XI. La
falta de manuscritos artísticos auténticamente comprobados no implica la
ausencia de una escuela de miniatura visigoda, que cabe suponer excelente, si,
como es muy probable, puede asignársele el
códice llamado "Pentateuco
Ashburnham" que guarda la Biblioteca Nacional
de París. Este códice ha sido objeto de profundos estudios desde el punto de
vista paleográfico y artístico, y su atribución a la España visigoda ha contado
con apoyos importantes. |
|
|
En las joyas visigodas se dan dos efectos: riqueza, más aparente que real, debido al empleo de delgadas láminas de oro, con adornos de motivos repujados, grabados o calados; policromía, obtenida por la profusión de piedras preciosas y vidrios de colores ordenadamente colocados. En el interior de una iglesia cercana a Guarrazar (Toledo) se descubrió en 1859, un tesoro. La parte fundamental del mismo son las coronas votivas; entre ellas destacan dos por su riqueza, la de Recesvinto, y la de Suintila) junto con las cruces que colgaban de ellas. La corona votiva de Recesvinto es la obra más espléndida y también proviene de Guarrazar. Capítulo interesante lo constituye la serie de
fíbulas esmaltadas. |
|
|