ARQUITECTURA ROMÁNICA

Reconstrucción ideal del monasterio de Cluny

1.- Características de la arquitectura románica

2.- Elementos sustentantes y sustentados

3.- El románico en Francia

4.- El románico español

5.- El románico en Cantabria

6.- Arquitectura civil

7.- Salir

 

Nuestra Señora de Estíbaliz (Álava)

 


1.- Características de la arquitectura

El término románico es una palabra que se utilizó a finales del siglo XIX para designar la arquitectura occidental que va del siglo V al XIII y diferenciarla así de la gótica. El románico sucedería al arte antiguo como las lenguas romances al latín. Al llamarla románica quería aproximarla a los modos y formas de la antigua Roma. Hoy sirve para designar el arte florecido en el Occidente cristiano durante los siglos XI y XII fundamentalmente. Se desarrolla coincidiendo con el renacimiento de la orden monástica benedictina, con el flujo de peregrinaciones y con la épica de las Cruzadas. En el siglo XI, los monjes negros de Cluny, los cluniacenses, favorecen el culto a las reliquias y crean la iglesia de peregrinación.

El románico es el primer estilo internacional de la Edad Media por encima de sus variedades regionales. Casi todos sus elementos se dan en los estilos precedentes, como resultado de la suma de tradiciones romanas y de influencias orientales recibidas por vía bizantina, e incluso del islámico, así como propuestas de los pueblos del norte y tradiciones autóctonas.

La mayor parte de los monumentos románicos que conservamos son religiosos; edificios que expresan una gran mansedumbre de espíritu.

Los edificios románicos son sólidos y macizos. La robustez de los pilares y la escasa altura de las naves acentúan la impresión de gravedad y pesadez que produce su aspecto exterior. La escasez de vanos hace oscuros los interiores y muy apropiados para el recogimiento y la oración. No parece ajena a la intención del arquitecto románico la creación de este ambiente de piedad, mediante el sello de noble austeridad que imprime a sus construcciones.

Técnicamente, el problema románico va a radicar en la cubrición: cómo resolver el problema de la bóveda. Aquí va a estar su gloria, pero también la causa de sus fracasos.

El deseo fundamental de los arquitectos románicos es construir edificios sólidos, permanentes y no muy costosos. En función de ese deseo elegirán tanto los materiales constructivos como las técnicas. Vemos unos ejemplos de España.

Como material se opta por el sillar de piedra, abandonando, en lo posible, la madera, y con ella, el riesgo de incendios. En España hay una variedad de románico que emplea en sus construcciones el ladrillo (románico mudéjar o románico de ladrillo). La madera se utiliza como cubrición en algunas iglesias del comienzo del románico. En iglesias pequeñas es frecuente cubrir el ábside con bóveda de cuarto de esfera, el tramo anterior al ábside con bóveda de cañón, y la parte de la nave, con madera.
 

 

 

 

San Juan de Duero (Soria). Claustro

 

 

 

 

 


 


2 .- Elementos sustentantes y sustentados

Planta
. La mayoría de las plantas de las iglesias románicas siguen el esquema basilical. El culto a las reliquias y el aumento del número de clérigos, lleva a multiplicar los altares y a estudiar nuevos emplazamientos para éstos. Al ábside principal se añadirán absidiolos (ábsides radiales más pequeños). La construcción puede tener una sola nave, muy utilizada en numerosas iglesias rurales; o tres separadas por una doble hilera de soportes y de arcadas. La planta de cinco naves es excepcional.

Ábsides. El deseo de multiplicar los altares sin dejar de mantenerlos agrupados lleva a aumentar el número de ábsides, según fórmulas diferentes. Si no hay crucero, se sitúan en la prolongación de las naves laterales; en caso contrario, se abren al crucero. A veces se alargan los brazos del crucero, para colocar dos o tres ábsides en cada lado, que sobresalen de la planta del santuario. El número de éstos suele ser impar: tres, cinco o siete (más raro).

Girola. El afán de los fieles por acercarse a venerar las reliquias origina la girola o deambulatorio, un pasillo en torno a la capilla mayor que permite el acceso inmediato a las reliquias. En este caso, el ábside está unido al deambulatorio por una implantación semicircular de soportes y arcadas; los absidiolos se abren entonces a la girola. La veneración de las reliquias se puede hacer así sin entorpecer los momentos de culto. Se da el nombre de iglesias de peregrinación a las que tienen esta disposición (ejemplos).

Cubrición. En realidad, el problema de la arquitectura románica está en la solución que se da a la cubrición. Las cubiertas de piedra, para evitar incendios y favorecer la acústica del rezo y canto de los monjes,  influyen directamente en el grosor de los muros, en la estructura de los soportes, en los problemas de equilibrio, en las dimensiones de los vanos y en su distribución. Determinan efectos no sólo ópticos, sino también acústicos.

* La bóveda de horno o de cuarto de esfera (también llamada de cascarón) está indicada en los ábsides y absidiolos. Solían estar recubiertas de pintura

* La bóveda de cañón, también llamada a veces de medio cañón, es de empleo muy generalizado en las secciones rectas de la iglesia: coro, brazos del crucero, nave central, naves laterales. El peso de este elemento obliga a cegar ventanas y aumentar el grosor de los muros. Para reforzar la bóveda de cañón se emplean arcos perpiaños o fajones, que descargan su peso sobre columnas o pilares, mientras que por fuera se contrarresta el empuje con contrafuertes.

* La de cuarto de cañón se emplea para cubrir tramos como las naves colaterales, o más frecuentemente, en las iglesias de peregrinación, la tribuna.

* La bóveda de arista tiene la ventaja de determinar empujes menos difusos que la de cañón; se adapta bien a superficies cuadradas: techos, criptas, coro, brazos del crucero, naves laterales.

* La cúpula (ver ejemplos de Salamanca, Zamora o Toro) alcanza gran éxito. El problema de la adaptación del círculo de la cúpula a la base cuadrada se soluciona de dos maneras: con pechinas (triángulos semiesféricos), o con trompas (nichos en forma de medio cono). El cuadro del crucero es el emplazamiento ideal.

A veces se levantan sobre el crucero linternas, de forma cuadrada u octogonal, que en España se llaman cimborrios.

Soportes

El edifico románico se asienta sobre robustos cimientos, primer elemento tectónico implicado en el sistema de soportes de todo el conjunto abovedado. Los cimientos son tan profundos que a veces permiten la construcción de criptas bajo el ábside. El muro es el auténtico soporte tectónico de las cubiertas en la arquitectura románica. El muro es de sillería de gran grosor y solidez. Se construye con doble pared y ripio en medio, y se refuerza con contrafuertes evitando la apertura de vanos; los vanos son reducidos y abocinados. El hallazgo de la bóveda de cañón era sólido y hermoso, pero entrañaba nuevos problemas. Había que combatir los empujes que el peso del cañón continuo transmitía a los muros, amenazando con desplomarlos. Se emplea de diversas formas la columna, pero es el pilar compuesto el principal elemento de sostén del románico, con muchas variantes: cuadrangular de aristas vivas, cuadrado unas veces y otras cruciforme. Este pilar se adapta mejor al espesor del muro. Se suelen complementar los pilares con columnas o medias columnas adosadas (pilares compuestos). También se emplea la columna. Las bases de los pilares llaman la atención cuando están hechas de grandes zócalos poligonales o cilíndricos, sobre los que se levanta una basa ática, decorada con garras de animales o bolas. El fuste es liso. Se rematan con capiteles de diferentes tipos: historiados, animalísticos, de tallos entrelazados, escenas de la vida, etc., a veces con varias de estas formas entremezcladas, pero siempre con una gran fantasía. Los muros son espesos debido al elevado peso de las bóvedas, con pocos vanos, en general estrechos y de forma abocinada, con derrame hacia el interior del edificio, para extender mejor la luz. Suelen encuadrarse por finas arquerías y columnas.

El crucero puede adquirir un desarrollo transversal pronunciado, fomentando así la planta de cruz latina. La zona de intersección de los dos ejes constituye, por su amplitud y el volumen de sus pilares, una nota fuerte dentro de la armonía general del edificio. Otras veces, el crucero no es desbordante, o ni siquiera existe. Esta falta de crucero no es una rareza.

Proporciones. Si la planta contribuye a dar el aspecto de la iglesia, la forma del edificio hay que completarla, y así lo hace el maestro de la obra, con la silueta general, las proporciones, la distribución de los volúmenes, los materiales, el color, la decoración. Exteriormente, el edificio románico revela una pureza de volúmenes pocas veces superado.

Fachadas. Todas las partes contribuyen a la belleza del conjunto. Se carga el acento, tanto en el exterior del presbiterio como sobre la fachada principal. En la composición del exterior de los ábsides,  los contrafuertes desempeñan una función estructural y a la vez ornamental. Otras veces los contrafuertes están constituidos por columnas empotradas sencillas, gemelas o triples, de diámetro uniforme o decreciente. Suben hasta la cornisa. Los capiteles representan un papel funcional y ornamental en medio del pintoresquismo de los canecillos. La calidad plástica de muchos ábsides se debe a la intervención de arcaturas regularmente repartidas, a veces encuadrando las ventanas, o bien en forma de galerías estrechas que circundan el ábside en su parte alta, y que incluso pueden prolongarse hasta los brazos del crucero. Las ventanas intervienen en la decoración del ábside no sólo por los huecos que abren sino también por la decoración de que son objeto.

La fachada es también objeto de atención. A veces responden, con una cierta lógica racional, a la distribución de los volúmenes interiores. Pero no es una regla general. Otras veces las fachadas se tratan ellas mismas, sin preocupaciones por armonizarlas con el edificio a que pertenecen, presentando un programa iconográfico y ornamental exuberante. Dentro de la fachada principal se encuentra el pórtico, el elemento más importante y adornado. Lo veremos en la escultura. La fachada de los pies se complementa con las fachadas que se abren a los brazos del crucero. A los lados unas veces, o sobre el cuadrado del crucero, están las torres.

Alzado. Las iglesias más sencillas, también las más numerosas, levantan las bóvedas sobre el muro o sobre los arcos que separan la nave central de las laterales. En las iglesias de peregrinación, por encima de los arcos, va la tribuna, y encima la bóveda.

Claustro. El claustro es el elemento del monasterio que más se cuidaba en su aspecto estético. Normalmente eras de cuatro lados y la tendencia general es que la planta sea un cuadrado perfecto. En el centro está la fuente. Normalmente son de un sólo piso, aunque en Silos, buen ejemplo del románico español, es de dos pisos. La techumbre se suele cubrir de madera, aunque también pueden tener bóveda.

 

 

 

 

 

Ábside de la ermita de San Aventín (Ribagorza)

 

 

 

San Pantaleón de Losa (Burgos)

 

 

Capitel del claustro de la catedral de Seo de Urgell (Lérida)

 

 

Cimborrio de la catedral de Zamora

 

 

Ábside de Santa María la Nueva (Zamora)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Claustro de Santillana de Mar (Cantabria)


 


3.- El románico en Francia

La importancia de la arquitectura borgoñona a lo largo del XI, principalmente por sus experiencias en el abovedamiento, se confirma con la construcción de Cluny III (acabada en 1115). Las necesidades cluniacenses (había 300 monjes de coro) se centraban en un coro más amplio, enriquecido con capillas que permitieran desarrollar las ceremonias litúrgicas alrededor del altar mayor y de los altares secundarios; en un transepto amplio, para monjes, novicios y niños; una amplia nave para los fieles que entraban libremente en el edificio; torres, campanarios; una antenave para iniciar las procesiones con una tribuna a la que subiesen los fieles asistentes. El nuevo testero de la iglesia se concibió con un plan muy vasto. El ábside no sólo tiene una girola con tres capillas radiales, sino dos transeptos. Esta descomunal obra fue prácticamente destruida entre 1789 y 1823.

 Son numerosos los templos que siguieron este esquema, aunque en menores proporciones, como Santa Magdalena de Vezelay, que prescinde de la tribuna, pero eleva considerablemente, en cambio, la nave central. Como en Cluny, reciben sus naves iluminación directa. Se observa también una modificación capital en su sistema de abovedado. La nave central está cubierta por una serie de bóvedas de arista.

Cinco eran las iglesias de peregrinación importantes en Europa. En Francia había cuatro, de las que las dos primeras han sido destruidas: San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, Santa Fe de Conques, San Saturnino de Tolosa. La quinta era la catedral de Santiago de Compostela en España.

Buen número de iglesias del Poitou y Aquitania hacen de la cúpula sobre pechinas su forma ideal de cobertura. Unas veces, las más, son tres o cuatro cúpulas alineadas que cierran un espacio único longitudinal (San Pedro de Angulema) y otras, cinco cúpulas dispuestas en cruz para cubrir un espacio cruciforme (Saint Front de Périgueux). Las fachadas asumen una decoración de pantalla, decoradas con motivos arquitectónicos y profusa escultura  (Nôtre Dame de Poitiers) . El protagonismo interior de la cúpula se repite en el exterior, mostrando toda la fuerza de su curvatura, recubierta con escamas pétreas. Las técnicas, la decoración y las formas arquitectónicas las vinculan al oriente bizantino.

La arquitectura de las regiones del Languedoc mediterráneo y de la Provenza no presenta, desde el punto de vista de la investigación técnica y de la búsqueda de nuevas formas tipológicas, grandes hallazgos de planteamientos arquitectónicos puros. Sus edificios presentan estructuras muy simples resueltas de forma que incluso podríamos considerar arcaizantes. Sin embargo, la contemplación de un importante patrimonio romano existente en la época sirvió de inspiración a los constructores para crear unos magníficos recursos, generalmente escultóricos, que disfrazasen armónicamente la simpleza de las líneas arquitectónicas. (San Trófimo de Arles)
 

 

  Clermont-Ferrand

 

 

Hibiers (Francia)

 

 


4.- El románico español

El románico español no se puede entender sin considerar algunos aspectos que inciden en su origen y desarrollo. El influjo bizantino a través Lombardía, el camino de Santiago y el influjo europeo que llega hasta Compostela o la repoblación de las tierras conquistadas a los musulmanes mediante monasterios cluniacenses.

a) Siglo XI

Primer arte románico o románico catalán

Desde la antigüedad los albañiles de Lombardía tenían una reputación de hábiles constructores. Durante casi todo el siglo XI sus talleres ambulantes participaron en la reconstrucción de las iglesias de una parte de Europa. Estas iglesias de tipo lombardo tienen una gran uniformidad.

Desde fines del siglo X y a lo largo de todo el XI se desarrolla en Cataluña (mejor sería decir en la Marca Hispánica, pues abarca Cataluña y el Rosellón francés) un estilo ligado al primer románico lombardo. Pese a las modestas proporciones de los edificios tienen una significación especial dentro del románico. Se crea un arte austero, de líneas desprovistas de ornamentación salvo en las partes esenciales. En el exterior se emplean los arquillos ciegos y las bandas lombardas, que si al principio sólo afectan a la cabecera, más tarde se aplicarán también sobre los muros laterales, dando lugar a galerías abiertas. Se cubren con bóvedas de horno los ábsides, y las partes restantes del edificio con madera. Los campanarios suelen tener forma cuadrada o circular y están separados del templo a semejanza de las construcciones italianas. El material más usado es el sillarejo. Cataluña es riquísima en monumentos de este tipo. Basta citar a San Clemente de Tahull o a Santa María en la misma localidad, o ver otras iglesias. de San Vicente en Cardona.

La obra magna, en la que trabaja el abad Oliva, es el monasterio de Santa María de Ripoll, que ofrece una característica cabecera monasterial, a base de siete ábsides, el central con bandas lombardas, a lo largo de un gran crucero, sobre el que sobresale el cimborrio. Tiene cinco naves, y una gran torre guarnece la fachada. La iglesia de este monasterio es de los primeros años del siglo XI.

El impresionante monasterio de San Pedro de Roda, en un paraje alejado de los centros de población, lo que permite un acercamiento más intenso a Dios, ofrece una gran bóveda de cañón que se apoya en un sistema poco usual: la columna arranca de un podio que le presta elevación y consistencia. La perfección de sus estructuras hizo pensar que se trataba de un templo del XII, pero se ha demostrado que es una obra temprana, capital para el estudio de la formación del arte románico. Fue consagrada en 1022 cuando todavía no había sido terminada.

Como dato curioso, en Urueña (Valladolid) se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada, construida en el siglo XI; corresponde al primer románico con ornamentación lombarda que se extendió por Cataluña y Aragón.

 

Iglesias del camino de Santiago

El Camino de Santiago marcó profundamente la vida de los reinos cristianos. Al menos desde el siglo X los cristianos peregrinaban para venerar las reliquias del Apóstol, pero no fue hasta los siglos XI y XII cuando se configuró el Camino como gran vía de peregrinación. Se peregrinaba por muchos motivos: pedir un favor del cielo, cumplir una promesa, expiar un delito. El viaje era largo y azaroso y el prestigio de haberlo hecho, grande. Los reyes cristianos comprendieron perfectamente la importancia del Camino. Suponía afluencia de peregrinos, dinero, mercaderes, comercio, etc. Por eso se esforzaron en hacer fundaciones que fueran hitos religiosos obligados para el peregrino. Así surgieron San Juan de la Peña en Aragón, Santa María de Leyre en Navarra, San Martín de Frómista en Palencia y San Isidoro de León.

Durante el XI, al mismo tiempo que el románico catalán, surge en la mitad norte un románico inspirado directamente en la iniciativa de Cluny o monjes de hábito negro. Aquí confluye la influencia francesa, la herencia local (asturiana, mozárabe) y la incidencia del genio de los artistas autóctonos. En el siglo XI se crean los centros que cien años más tarde darían origen a las escuelas regionales. La fundación de los monasterios no obedeció simplemente a un capricho real sino a la necesidad y a la obligación que tenían los reyes para repoblar con cristianos zonas que hasta entonces habían estado en manos musulmanas. Además era una forma de controlar el territorio, concediendo a los abades jurisdicción civil y criminal sobre los habitantes del lugar.

La catedral de Jaca, entonces capital del reino de Aragón, totalmente imbuida del románico normando, va a ejercer gran influencia en todo el camino. Es un santuario de tres naves y tres ábsides (el central no conservado), en el que alternan los pilares con columnas adosadas y las columnas exentas. La bóveda románica se perdió y se la sustituyó por otra en el XVI, de tracería gótica. Su decoración geométrica de tacos (taqueado o ajedrezado jaqués) en forma ajedrezada va a introducirse en el románico español.

Las repercusiones de Jaca llegan a Castilla. A fines del XI se levanta San Martín de Frómista (Palencia), que repite el tipo de iglesia de tres ábsides, pilares compuestos, cruciformes, y bóveda de cañón, así como dos grandes torres circulares en la fachada. Está construido de seguido, lo que le da una gran homogeneidad. Los sillares están cortados con una perfección llamativa. Destaca el gran cimborrio octogonal con cúpula sobre el crucero, a la manera bizantina.

El Panteón Real de San Isidoro de León fue levantado en el año 1059 sobre una primitiva iglesia. Se trata de una fundación real, obra de Fernando I, con objeto de dejar allí el cuerpo de San Isidoro. De la primitiva iglesia prácticamente sólo se conserva el pórtico, destinado a enterramientos reales. Consta de dos estancias cubiertas con bóvedas de arista capialzada, con robustos arcos formeros sobre pilares cruciformes con columnas adosadas. En esas bóvedas se despliega el más importante conjunto de pintura de frescos del románico castellano. Hacia 1090 se efectúa otra nueva reconstrucción adosada al Panteón, San Isidoro, para que tuviera una iglesia de acuerdo con su tamaño e importancia. La principal novedad es que el crucero se destaca al exterior, prolongándose más allá del muro, y formando una cruz latina por fuera. La nave central tiene bóveda de cañón y las laterales de arista. Los arcos de la nave son de medio punto peraltados y doblados. El influjo árabe se da en los grandes arcos lobulados que inician los brazos del transepto.

En el siglo IX, el rey asturiano Alfonso II había mandado construir un pequeño templo en el lugar en el que apareció el sepulcro del apóstol Santiago. Años más tarde, Alfonso III derriba la anterior y levanta una nueva basílica. Y en 1075, reinando Alfonso VI, y siendo obispo de Compostela Diego Peláez, empieza a construirse el nuevo templo. La catedral de Santiago de Compostela es la cima del románico español, e incluso continental. Presenta el modelo de iglesia de peregrinación. Pero si sus modelos son franceses, esta iglesia es la más perfecta dentro del estilo. La catedral de Santiago de Compostela empieza a construirse por la cabecera. Debió ser concebida en la forma actual desde el principio, dado el carácter unitario que presenta toda la fábrica. Inician las obras los maestros franceses Bernardo El Viejo y Roberto, tal como se lee en el Calixtino: "Los maestros canteros que empezaron a edificar la catedral de Santiago se llamaban don Bernardo el Viejo, maestro admirable, y Roberto, con otros cincuenta canteros pocos más o menos que allí trabajaban asiduamente".  Estos levantan la cabecera y tres absidiolos. La girola, elemento extraño dentro del románico español, hace que tenga una gran cabecera, pero cumple perfectamente la misión de veneración del sepulcro del Apóstol, que se encuentra en una cripta, exactamente debajo del altar mayor. El techo de la girola lo cubre con bóveda de arista sin arcos fajones. Este detalle y otros, que no son del caso, sirven para apreciar el cambio de maestro (maestro Esteban). Las obras se paralizan al deponer a Diego Peláez.
En 1093, siendo obispo Gelmírez, y bajo la dirección del maestro Esteban, se continúa la obra. Se hacen las dos capillas que faltan en la girola y el crucero. Los ábsides de la girola son poligonales, cosa poco frecuente. La cubrición tiene ya, entre las bóvedas de arista, arcos fajones. Aparecen los pilares compuestos como soportes; son de núcleo central cuadrado y columnas adosadas. Los arcos aparecen doblados y peraltados, lo que da a la catedral una esbeltez extraordinaria, no tanto por los metros, cuanto por la sensación de altura. Presenta un transepto que sigue el mismo esquema que la nave central, con tres naves. Y el crucero se cubre con un cimborrio, que se derriba en el XIV para hacer el actual. Al crucero se abrían cuatro capillas absidiales que hoy están perdidas en su mayor parte.
A partir de 1109 aparece trabajando el maestro Bernardo el Joven, que prosigue la nave central continuando el esquema anterior. La tribuna o galería, que rodea totalmente el templo, es otro elemento importante, pues aumenta la capacidad del templo, y sirve de alojamiento a los peregrinos, a la vez que contrarresta el empuje de la nave central, de cañón con arcos fajones. Esta tribuna sirve también para iluminar la zona alta de la nave central en contraste con la penumbra del suelo. Las naves laterales continúan cubiertas con bóvedas de arista.
En 1188 se termina la obra con la realización del Pórtico de la Gloria por el maestro Mateo. Aquí se llega a la cumbre del románico en arquitectura y escultura. Compuesto de tres pisos, el inferior es una cripta que sirve para poder poner el pórtico a la altura de la nave central, pues la plaza frente a la fachada queda muy por debajo. Encima levanta el pórtico, que en realidad es una portada interior. Aquí emplea bóvedas con nervios muy gruesos, pero de los que no saca partido. La tercera altura corresponde con la tribuna y la eleva por encima de la nave central.

El influjo del maestro Mateo se prolonga durante siglos por toda Galicia (Colegiata del Sar)

b) Siglo XII

De forma más o menos directa, los edificios de este momento acusan el influjo de los principales monumentos del período anterior. Las construcciones románicas crecen considerablemente, prueba de la popularidad que ha alcanzado el estilo, pero con un signo de pobreza constructiva: se usa la madera, el ladrillo, pero poca piedra. El románico se extiende por muchas provincias, lejos ya del camino de Santiago, y se constituyen diversos grupos regionales. Como novedades más importantes de este momento están los pórticos laterales de las iglesias y el desarrollo de los claustros.

El grupo de iglesias segovianas, como San Esteban, San Millán o San Lorenzo, se caracterizan por las torres solemnes y por el pórtico de arquerías sobre columnas sencillas o pareadas que se erige en el lado sur de la iglesia. Estos pórticos cumplieron en la vida urbana del medievo una función de cobijo para la vida corporativa: gremios, corporaciones y consejos podían reunirse con cierto amparo en estos pórticos.

El núcleo soriano, alejado del camino de Santiago del norte, es muy variado. Santo Domingo de Soria parece que tiene influencia francesa en la disposición de la fachada. El claustro de San Juan de Duero presenta arcos apuntados, entrecruzados, de sabor árabe, por lo que a veces esta obra se estudia entre las del arte mudéjar.

El grupo de Avila deriva de la colegiata de San Isidoro de León, y culmina en San Vicente, también con pórtico lateral. Similar a esta iglesia es San Pedro, y representativo como edificio es la iglesia de san Andrés.

El conjunto de construcciones de la cuenca del Duero se manifiesta durante la segunda mitad del XII, cuando ya hacen su aparición el arco ojival y la bóveda de ojivas. Pero los edificios son sustancialmente románicos. Se emplean hermosas cúpulas con cimborrio sobre el crucero. En la catedral de Zamora, frente al tradicional cimborrio español, encontramos una hermosa cúpula de sillares, gallonada interior y exteriormente y sostenida por pechinas. Está enriquecida por un airoso tambor de arquerías con torrecillas en las esquinas. Templetes con frontones apuntados, escamas de piedra, cresterías entre los gallones, remates bulbosos, son bizantinismos, que relacionan esta obra con Aquitania y el Poitou. La catedral vieja de de Salamanca (torre del Gallo), y las de Toro y Plasencia siguen este modelo degradándolo.
 

Es normal que el contacto con el mundo musulmán dejara constancia en la construcción de cúpulas nervadas de tipo califal con el centro libre (iglesia de san Miguel, en Almazán (Soria) y Torres del Río, en Navarra). También las hay con cúpulas nervadas que se cruzan en el centro (Eunate, en Navarra y la Vera Cruz en Segovia). Precisamente estas tres últimas presentan planta poligonal, tal vez por influjo de órdenes militares, como los templarios o alguna otra.
 

 

 

 

 

 

San Vicente de Cardona (Barcelona)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

San Martín de Frómista (Palencia)

 

 

 

 

 

San Esteban. Chouzán (Lugo)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Torre de San Esteban (Segovia)

 


5.- El románico en Cantabria

No hay una escuela románica que pudiéramos llamar cántabra. Por la situación geográfica de los templos o restos de templos que se han conservado hasta nuestros días, se pueden distinguir las principales vías de tránsito por nuestra geografía durante los siglos XI y XII. Una de ellas iría por la zona costera, desde Castro Urdiales a San Vicente de la Barquera. Es posible que esta vía costera fuese el antiguo camino de Santiago, antes de establecerse en el siglo XI por terrenos más fáciles y seguros. La otra vía importante durante los siglos medievales, continuada después con motivo de las comunicaciones con Castilla, es la que viene de la meseta, entrando por Palencia, y continúa atravesando toda la región hasta el norte, siguiendo la cuenca del Besaya. Especial atención merece la vía de penetración al valle de Liébana, aislado del resto de la provincia, y que tiene más relación con la provincia de León. Otro núcleo denso en edificios románicos se sitúa en la zona de Valderredible.

Cronológicamente es difícil establecer cuándo entra el románico en Cantabria. Tal vez a finales del XI se diese ya un románico muy sencillo, sin excesiva imaginación. En la primera mitad del XII se levantan los principales monumentos: Santillana, Cervatos, Castañeda.

 

Cervatos (Cantabria)

Claustro de Santillana del Mar (Cantabria)

 


6.- Arquitectura civil

Nos ha llegado muy poco de este tipo de arquitectura. Tal vez la mayoría de las viviendas, incluso las de los nobles, eran de madera, paja, barro o mampostería. Es decir, a base de materiales perecederos que con el tiempo propiciaron su ruina y desaparición. Por ello se nos transmite la falsa sensación de que los únicos edificios existentes eran las iglesias.

Los pocos restos de este tipo de edificios hace que se clasifiquen mejor por tipos que por escuelas.

Entre los tipos de arquitectura civil se señalan:

    a) El castillo se levantaba sobre un monte, en posición estratégica. Era una fortificación defensiva de piedra, con murallas almenadas. La arquitectura de castillos debió ser muy intensa durante los siglos XI y XII, ya que eran precisos para la defensa de las zonas de avanzadilla de la Reconquista en España. Todo hace pensar que varios de los castillos góticos que hoy subsisten tienen núcleos más antiguos, por lo menos de la segunda mitad del XII. Una espléndida muestra en lo militar es la muralla de Avila.  Ejemplos: el de Loarre (Huesca) o San Esteban de Gormaz (Soria)

El castillo cumplía una importante función social: contribuyó junto con las iglesias parroquiales y los monasterios a la transformación del paisaje rural y a la reagrupación de núcleos de población. Y aunque su primera función era la defensiva, no hay que olvidar que también era la residencia del señor feudal. Su estructura respondía, pues, a unas pautas de vivienda y de recepción. Constaba de patios, zona de viviendas, torre del homenaje, aljibe, etc

   b) El palacio señorial en las ciudades era la vivienda para nobles o altas dignidades eclesiásticas. Se conserva el palacio del Obispo Gelmírez, adosado a la catedral de Santiago. Junto al impulso definitivo que el obispo Diego Gelmírez da a las obras de la catedral, mandó construir un nuevo palacio episcopal. Lo que actualmente se conoce como "palacio de Gelmírez" debe obedecer a las modificaciones introducidas a fines del XII y comienzos del XIII. Es una de las mejores muestras de la arquitectura románica no eclesial. Lo más notable son los dos salones superpuestos. El inferior destaca por la esbeltez de las columnas que soportan las bóvedas. El superior es la llamado comedor o gran salón sinodal. Se cubre con bóvedas de crucería sobre ménsulas esculpidas por unos seguidores del maestro Mateo.

En Estella (Navarra), población que se encuentra en el camino de Santiago, se fundó el magnífico Palacio de los Reyes de Navarra en el último tercio del siglos XII. Presenta une serie de capiteles de diferentes tipos muy interesantes.

En Irache (Navarra) se ha conservado un hórreo de este época. Algunos historiadores consideran que sería prerrománico.

    c) Las murallas construidas para defensa en todas las ciudades medievales, estaban formadas por cubos y torres de piedra. Son famosas las de Ávila, del siglo XII.

 

 

 

 

Castillo de Loarre

 

 

 

Palacio de Gelmírez (Santiago de Compostela)