1.- Características de la escultura La escultura parte del estudio directo de los modelos clásicos y del naturalismo de la gótica italiana, inspirada a su vez en la antigua clásica. Distingue a la escultura del Quattrocento un acento realista, que se eleva al máximo en los bustos-retratos, frente al Cinquecento, que se deja llevar por un deseo de idealización y grandiosidad. Se advierte también el gusto por el desnudo, enteramente clásico. Los materiales preferidos son el mármol y el bronce, los materiales nobles de la antigüedad. La técnica de la fundición del bronce alcanza una extraordinaria perfección. La labra en mármol consigue efectos de sutil refinamiento, especialmente en el relieve. En Florencia se generaliza un material de barro cocido, que a veces se pinta o se vidria. Además del género religioso, siempre cultivado con preferencia, vemos surgir elementos profanos y alegóricos en la escultura funeraria. Se resucita el retrato ecuestre al modo antiguo, al tiempo que se cultiva mucho el de busto. El artista abandona el anonimato y tiene conciencia de su libre capacidad creadora, aunque los temas le vengan impuestos por los encargos. En cada obra renacentista vemos prácticamente un estilo individual. El hombre y la naturaleza son los protagonistas de este arte. Todo ello contribuye a la idealización y embellecimiento de la vida. Y es este idealismo neoplatónico lo que mejor sirve para distinguir lo renaciente de lo gótico. Los temas cristianos siguen predominando, pero aún en ellos se admira la belleza puramente formal. A la muerte de Juan Pisano, el centro de
la escultura renacentista pasó a la ciudad de Florencia, cuyos
maestros, plenamente conscientes de su misión, inspirándose en el
natural y en los modelos clásicos, limpian el estilo renacentista de
este lastre medieval, aun tan manifiesto en el período anterior. En
siglo y medio, partiendo de una escultura como la pisana, no sólo
terminan dominando el relieve, el bulto redondo, el retrato de busto y
ecuestre y cultivando los más diversos temas, sino que hacen
evolucionar el estilo hasta terminar en el de Miguel Ángel. |
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Si la arquitectura del renacimiento se inicia en la cúpula de la catedral de Florencia, el primer capítulo de la escultura de este siglo se escribe en las puertas del vecino Baptisterio. Las primeras puertas en bronce las había hecho Andrea Pisano en 1330. El comercio florentino, deseoso de que se terminase lo antes posible el bello monumento, abrió un concurso en 1401 para modelar en bronce las puertas orientales del Baptisterio. Los finalistas, entre siete concursantes, son Brunelleschi, que hasta este momento había cultivado con igual interés la arquitectura y la escultura, y Ghiberti, que, formado en un taller de orfebre, acaba de cumplir veinte años. El tema propuesto para el concurso era el del sacrificio de Isaac. Lorenzo Ghiberti (1378-1455) resulta vencedor en el concurso y recibe el encargo de hacer las segundas puertas. Trabaja en ellas hasta el año 1423. La fama que adquiere Ghiberti es tan grande que le vuelven a encargan en 1425 las puertas para la última entrada del Baptisterio. Su obra resultó tan perfecta que Miguel Ángel dijo que las puertas eran dignas de ser las Puertas del Paraíso, y desde entonces se las llama así, puertas del Paraíso. Aquí acumula varias escenas de la creación y de la historia de Israel en un mismo panel. Los diez compartimientos adoptan la forma cuadrada, más apropiada para efectos pictóricos. Enriquece la puerta con una orla de adornos vegetales y cabezas de profetas, y con un marco, también en bronce, rodeado de hojas, flores y frutos. Donatello (1382-1466) es el más activo y
fecundo artista del siglo. Amigo de Brunelleschi, estudia con Ghiberti, y conoce
bien todos los caminos recorridos hasta entonces. Técnico consumado, fue tan
hábil e inteligente que supo a capricho servirse de lo ideal y lo real, hasta
el punto de que no hay otro escultor que haya manejado estos dos polos del arte
con mayores aciertos. Lucca della Robia (1400-1482) es autor de unos
deliciosos relieves en la cantoría
de la catedral de Florencia, compañera de
la de que más tarde hará Donatello. La gracia de los muchachos cantores llega a interesarle más
que el movimiento o la expresión. A la serenidad clásica de la composición,
añade el naturalismo de los pequeños gestos con lo que la obra se hace humana
y real. Los escultores de la segunda mitad del Quattrocento siguieron las pautas de Donatello. Antonio Pollaiuolo (1431-1498), artista polifacético, siguió el trabajo de Donatello pero con un carácter más realista y expresivo, como se aprecia en el grupo realizado en bronce que representa a Hércules y Anteo. Andrea del Verrocchio (1435-1499), florentino, debe mucho a
Donatello, incluso la técnica. Puede compararse su
David con el de Donatello.
Parece que fue característica de los grandes genios renacentistas italianos el abarcar todas las artes. Rafael y Leonardo, además de grandes pintores, concedieron atención a la escultura. Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564) es
el mayor genio del arte escultórico italiano. No obstante ser al mismo tiempo
notable arquitecto y pintor, se comporta, sobre todo, como escultor. Los
sentimientos más diversos se aprecian en sus obras, fruto de los cambiantes
estados de ánimo que embargaban al artista. Sin embargo, el más fuerte y
dominante de estos estados fue el dramatismo, que se expresa en las figuras por
medio de un grave terribilismo (terribilità). No le arredra la materia;
esculpe bloques inmensos sin necesidad de dividirlos. Es maravillosa su
capacidad para adivinar la figura dentro del bloque. Exalta por igual la fuerza
física y la espiritual. El mundo soñado por Miguel Ángel es un mundo de
gigantes de actitudes grandiosas, facciones perfectas y gestos terribles. Los
desnudos miguelangelescos están dotados de una fuerza en tensión sin igual en
la historia de la escultura. Los músculos viven y pugnan por acusarse bajo la
piel; todo el cuerpo, rebosante de dinamismo contendido, se revuelve sobre sí
mismo, adoptando posiciones ricas en movimiento. Durante la segunda mitad del Cinquecento hubo una
interesante producción escultórica llevada a cabo por artistas que recibieron la
influencia de Miguel Ángel que quedan ya bajo el manierismo.
(Ver
estilo correspondiente). |
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Las frecuentes relaciones políticas con Italia y la existencia de dominios españoles en este país, la presencia de artistas españoles en Italia y de italianos en España son factores que favorecen la entrada del renacimiento en la escultura española. Pero también siguen viniendo a España escultores de otros países, principalmente franceses y flamencos. El material preferido va a ser la madera. La de pino para los retablos, la de nogal para las sillerías de coro. El bronce se trabaja poco. Los sepulcros se prefieren de piedra o alabastro, siendo escaso el empleo de mármol (salvo en los monumentos funerarios) debido a la penuria de canteras en España. La policromía, que ya venía del XV, se acentúa. Esta exacerbación colorista tiene su origen en Flandes, pero aquí alcanza mayor arraigo y riqueza. El dorado constituye una técnica inexcusable en la pintura de imágenes, incluso cubriendo con pintura capas de oro. Sólo se doraban las vestiduras, utilizando la técnica del estofado o pintura de telas o estofas. El uso del dorado es favorecido por las grandes remesas que llegan de América y por la luminosidad y vida que otorgan a las imágenes. Las partes desnudas se encarnan con pinturas al óleo. La temática fundamental de las obras es religiosa.
La introducción de las fórmulas renacentistas
en los primeros años del XVI se debe tanto a la llegada de obras
escultóricas italianas importadas como a la presencia de escultores
italianos a España. Hubo también artistas españoles que por su
contacto con italianos, por trabajar en Italia o por viajes a ese país,
introdujeron el renacimiento en España. Segundo tercio del XVI Es el momento de mayor esplendor en la escultura, cuando se asientan y con fuerza las formas renacentistas. Centramos la atención en los dos grandes escultores del momento y que tienen por centro de su actividad a Valladolid, ciudad que releva en el segundo tercio del XVI al antes más brillante taller de Burgos. Pero a Alonso Berruguete y a Juan de Juni los estudiamos en el Manierismo. Con Gaspar Becerra llega a España el romanismo manierista de Miguel Ángel (Ver estilo correspondiente).
Dos circunstancia se producen en estas fechas: la aceptación en España de los modelos miguelangelescos y la llegada de artistas italianos, tanto escultores como pintores, para trabajar en el Monasterio de El Escorial. El arte de la Corte, al estilo italiano y de algunas cortes europeas, requería la realización de obras de carácter grandioso para lo que se usaba mármol y bronce. Esto obligó a la contratación de artistas italianos expertos en el vaciado de bronce. Entre estos se encuentran Leone Leoni y Pompeo Leoni, su hijo, expertos en el trabajo en bronce. En su arte hay corrección y elegancia académica. Fueron grandes retratistas. Leone Leoni funde el grupo de Carlos V dominando el furor, según una alegoría italiana. El emperador está protegido con coraza, que se desarma, con lo que puede ofrecernos el retrato desnudo del emperador. A cargo de su hijo Pompeyo corren los grupos funerarios de las familias de Carlos V y Felipe II, situados dentro de los mausoleos que hay a ambos lados de la capilla mayor en El Escorial. Todas las figuras son de bronce dorado, con retoques de pintura y esmaltes. En el caso de Felipe II está acompañado de sus tres mujeres, hecho casi insólito, pues solo suele figurar una.
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