ARQUITECTURA RENACENTISTA

Capiteles de Antonio Gambello. Venecia

 

1.- Características de la arquitectura

2.- Italia

3.- España

4- Salir

 

Obra de Antonio Gabello. Venecia

 


1.- Características de la arquitectura

Con respecto a la pintura y la escultura, el desarrollo arquitectónico renacentista se produce con retraso en Italia, fenómeno contrario al sucedido con el gótico, que inició su vida por la arquitectura. No se puede hablar de una arquitectura renacentista italiana hasta el siglo XV, pero conviene tener presente que dicho siglo es gótico para los demás países europeos.

En este momento acuden los artistas a Roma como magnífico depósito de monumentos antiguos para formarse. Se miden y estudian cuidadosamente los edificios clásicos. Se contrastan los datos con los del libro de arquitectura de Vitrubio. Es una nota moderna que la arquitectura no obedezca ya sólo a principios religiosos. Ante todo, el edificio tiene que ser resultado de un cálculo matemático, y éste deriva no sólo del conocimiento científico, sino de un valor teórico basado en leyes de la armonía y del buen gusto. La proporción áurea se impone en muchas creaciones, como tributo a un bello efecto. Se busca la claridad en el esquema arquitectónico. Se propugnan paredes limpias y luminosas, como elemento puramente estético, pero también como resultado de la claridad divina. En muchos templos centrales, la cúpula viene a ser no sólo el símbolo de una geometría hermosa, sino de la majestad de Dios.

Desaparece la concepción del espacio medieval, basada en una tensión longitudinal hacia el altar mayor. Por influencia de los tiempos clásicos tienden a predominar los planes centrales; pero aún en los longitudinales se trata de obtener una unidad espacial, con interiores anchos y desahogados. Se restablecen las soluciones abovedadas, usándose bóvedas de arista y medio cañón; pero son las cúpulas las que mejor dan la medida y capacidad de aquella arquitectura. Con todo, por razones prácticas y litúrgicas, aunque teóricamente se prefiere el plan central, se realizan gran cantidad de obras con planes basilicales. Abundan los arcos de medio punto, apoyados no en pilares sino en columnas. En las paredes se emplean pilastras. De todas formas es el muro y no la columna es el verdadero sustentáculo de los edificios. El orden predominante es el corintio.

Al hablar del renacimiento se lee con frecuencia que se trató de restaurar de nuevo la antigüedad clásica. Es cierto, ese fue el lugar de inspiración, pero no sólo; también se acude a los edificios románicos y góticos de la Toscana. Por otra parte es evidente que dando un vistazo a las obras renacentistas no se reproducen los modelos totales de los clásicos. Los elementos ciertamente los toman de allí, pero la combinación, las nuevas necesidades, la forma de utilizar algunos elementos, las ideas que las animan, hacen que sean distintas. Una mera copia de lo griego (por otra parte poco conocido) o romano no hubiera pasado de eso, de copia, ni hubiese tenido posiblemente el impacto que supuso el renacimiento. En esto radica la originalidad del renacimiento, entre otras cosas.
 

 

 

 

Claustro de San Ambrosio. Milán. Bramante

 

 

 

 

 

 


2 .- Italia

Siglo XV (Quattrocento)

En este siglo se introducen los principales cambios artísticos respecto al gótico al recuperar modelos clásicos. El arquitecto renacentista se inspirará en las formas geométricas básicas ya presentes en los edificios clásicos. El círculo y el cuadrado, el cubo y la esfera, el cilindro, son las formas adecuadas por su perfecta regularidad y racionalidad. La dinámica lineal y ascendente del gótico se ve desplazado por la lógica claridad del clasicismo.

La cúpula fue un elemento presente en la mayoría de los edificios. En un ambiente neoplatónico de búsqueda de la belleza ideal, esta forma geométrica era el símbolo perfecto de Dios. Pero los nuevos elementos arquitectónicos, y en especial la cúpula, plantean problemas fundamentales que afectan a la traza general del edificio. Se busca un templo que una la utilización de los elementos clásicos y las necesidades derivadas del culto y la liturgia cristiana

Las tipologías arquitectónicas más señaladas fueron:
   - la iglesia podía presentar dos tipos de planta, y siempre que era posible con cúpula:
          . de cruz latina, recuerdo de las basílica paleocristiana, y a su vez, de la basílica romana;
         . planta centralizada, donde se destaca la proporción y la armonía de las partes.
  - el palacio, en torno a un patio central, normalmente de forma cuadrada.

Durante el siglo XV Florencia será la ciudad más próspera de Italia. Los Médicis, grandes banqueros y dueños de la ciudad, son también los mecenas de los artistas del momento.

Surge un nuevo concepto urbano. Se busca una ciudad ideal siguiendo las indicaciones dadas por Vitrubio, el gran teórico romano del siglo I a.C.; pero sus principios solo se plasmaron en algunas ciudades.

Cronológicamente la arquitectura florentina comienza con Filippo Brunelleschi (1377-1446). En 1419 recibe el encargo de hacer el Hospital de los Inocentes, obra completamente proyectada por él. Es un notable ejemplo de la arquitectura del primer renacimiento italiano.
En 1420 se confía a un joven y poco nombrado arquitecto la terminación de la cúpula de la catedral de Florencia, Santa María de las Flores, la obra más importante de aquellos momentos, que estaba proyectada como remate del crucero. Arnolfo di Cambio había realizado la catedral dentro del gótico, pero sin terminarla. Brunelleschi deseaba construir una cúpula perfecta, a la romana, pero no pudo llevarla a cabo por las dificultades que encontró en las partes ya construidas. La abertura tan grande del tambor no permitía el uso de cimbras, y, además, observó que las cúpulas semiesféricas antiguas, caso del Panteón, disponían de gruesos muros de apoyo, de los que aquí no disponía. Brunelleschi coloca la cúpula sobre el tambor octogonal, dejándola completamente en el aire. Subdivide el peso de la cúpula, para dar mejores empujes, empleando dos cúpulas superpuestas pero sin fundir.
A partir de 1422 empieza a trabajar en el templo de San Lorenzo, en la que, al igual que en la del Santo Spirito, en 1444, recrea las basílicas paleocristianas de tres naves separadas por columnas.

El plan central cubierto con cúpula lo usa en la sacristía vieja de san Lorenzo.
Hace lo mismo, pero ya al final de su vida, en la capilla Pazzi, situada en el claustro de la iglesia de Santa Cruz de Florencia.

Leo Battista Alberti (1404-1472) es arquitecto y teórico de la arquitectura; escribe hacia 1450 el primer tratado arquitectónico del renacimiento: De re edificatoria. En él se contiene el primer programa completo de la iglesia del renacimiento.
La primera obra eclesiástica que realiza es el exterior de San Francisco (Rimini), obra que había sido comenzada en el período gótico. Surge el problema de la fachada. Los arquitectos del XV se encuentran en difícil posición, pues no existía ningún sistema clásico que fuera fácilmente adaptable a tal fin. San Francisco es la primera fachada del nuevo estilo, que con la incorporación del motivo del arco de triunfo, significa una tentativa para alcanzar una solución coherente.
En Santa María la Novella (Florencia) se le plantea un problema similar. También aquí existía una iglesia medieval. El plan de la iglesia de San Andrés de Mantua será después imitado. La ausencia de columnas en la fachada revela un vuelco en las ideas de Alberti. Prefiere desarrollar una arquitectura más lógica: un sistema de pared uniforme, donde la lógica arquitectónica de una arquitectura de muros portantes le lleva a preferir la pilastra. Tras la fachada yace el frente del templo clásico, con un arco de triunfo romano. En cuanto a la planta, se mantiene la disposición de cruz latina, de origen paleocristiano. Una variante notable es la iglesia con capillas entre contrafuertes. En ella se supervalora la nave central, recibiendo en el crucero el solemne acento de la cúpula.

En la arquitectura civil, aparece en Florencia una nuevo tipo de palacio, deseado por las ricas familias florentinas. Cronológicamente (1444), el palacio conocido como Médici-Riccardi, es el primero de este tipo y el mejor ejemplo de la arquitectura civil del Renacimiento. Fue encargado por Cosme de Médicis (El Viejo) a Michelozzo. Su aspecto debía responder al creciente poder de esta familia de banqueros que gobernará la ciudad. Poco más tarde, en 1446, el rico banquero florentino Lucca Pitti encargará su palacio, que debería superar al de su familia rival, a Bruenelleschi.
Alberti levanta, entre 1446 y 1451, otr
o modelo de palacio construido para  Giovanni Rucellai, otro rico mercader florentino. Se convertirá en el gran modelo de las futuras construcciones palaciegas. La rudeza del palacio medieval se ha transformado, al eliminar la torre medieval, en el edificio civil más noble de cuantos se levantan en la ciudad.
El modelo de palacio florentino culmina con el realizado a finales del siglo XV para la familia Strozzi.

Antonio Amadeo trabaja en la Cartuja de Pavía. En la fachada predomina la estructura gótica, pero el ornamento pertenece por entero al renacimiento. La decoración, sobre todo la del claustro, se hace con barro cocido. Los motivos son muy renacentistas: acantos, medallones, infantes, grutesco, etc. La arquitectura lombarda se extiende por otras partes, y dará modelos a la arquitectura europea, y, sobre todo, a la plateresca española del XVI.

Siglo XVI (Cinquecento)

El centro de la vida política y del arte se encuentra ahora en Roma, la ciudad que debe a los Papas el esplendor y la riqueza. Julio II, León X y Sixto V son los grandes mecenas de los artistas. Florencia ha perdido ya su primacía, al paso que Venecia, que mantuvo su poder político y económico, tuvo un papel destacado en el mundo del arte, sobre todo en pintura.

Dos momentos se pueden distinguir en el mundo artístico en este siglo.
Durante las dos primeras décadas el clasicismo consigue las mejores obras según los principios clásicos. En arquitectura se buscó la monumentalidad y la austeridad decorativa.
En la tercera década, la Reforma protestante de Lutero y el Sacco di Roma (1527), provocaron tensiones vitales entre los humanistas. Y tras el concilio de Trento (1545) y la Contrarreforma, el artista ya no deseaba conjugar cristianismo y mundo clásico, sino exaltar el mundo religioso en detrimento del mundo pagano. En Florencia, Venecia, y sobre todo en Roma, se desarrolla el manierismo, caracterizado por usar elementos clásicos pero con un lenguaje no clásico. A ello contribuyo también la libertad con que los grandes maestros renacentistas utilizaban el clasicismo.

Las tipologías arquitectónicas más señaladas del Cinquecento fueron:
   - la iglesia presentaba los dos tipos de planta que ya habían surgido en el Cuattrocento:
         . centralizada con cúpula, símbolo de la unión de cuadrado (planta) y círculo (cúpula);
         . de cruz latina, símbolo de la cruz de Cristo, potenciada durante la Contrarreforma.
  - el palacio urbano, que mantuvo la estructura del siglo anterior.
  - la villa, con precedentes en la villa romana, es la residencia campestre de carácter señorial que se generaliza entre las clases pudientes de esta época. Se aparta por completo del modelo tradicional de villa fortificada y se usan como casas campestres de descanso.

Donato Bramante (1444-1514) pertenece cronológicamente al siglo XV sobre todo, pero en el aspecto artístico debe considerarse del XVI, pues en tal siglo se fechan sus principales obras. Hacia 1500 aparece en Roma, donde le va a dominar la simplicidad arquitectónica de Alberti. De su arquitectura desaparece totalmente la decoración, pues debe ser orden, medida, proporción, masa. Concibe la arquitectura como un puro contraste de vacíos y llenos. Nadie ha creado vacíos tan solemnes como los suyos. Es un maestro de la composición arquitectónica y por primera vez se la plantea como problema de composición y no como problema de construcción. En el templo de San Pietro in Montorio, de Roma, sufragado por los Reyes Católicos, recoge el plan circular de los templos romanos, pero coronándolo con una cúpula, la continua obsesión de los arquitectos renacentistas. La pureza de volúmenes vale por un manifiesto de la arquitectura del XVI.
En 1452 Alberti había recibido el encargo del papa Nicolás V de construir el nuevo templo de san Pedro del Vaticano, pero apenas hizo otra cosa que tirar la basílica antigua. En 1505, el papa Julio II decide hacer una nueva basílica totalmente nueva. Tras un concurso, acepta el nuevo plan de Bramante, que concibe la basílica con planta de cruz griega con cúpula. Se trata de un plan bizantino, basado en la acción de los empujes laterales y en la ligereza de la fábrica. La cúpula era la clave de la construcción. Debía elevarse sobre cuatro grandes pilares que se comenzaron a edificar en tiempos de Bramante. Por eso, aun cuando la obra sufriera modificaciones y fuera realizada por otros maestros, la idea principal de San Pedro corresponde a Bramante.

Rafael de Sanzio, Antonio de Sangallo, Baltasare Peruzzi, van asumiendo la continuación de la obra.  La planta cambia de cruz griega a cruz latina y viceversa hasta que en 1546 la suerte del edificio queda en manos de Miguel Ángel.

Miguel Ángel (1465-1564) fue escultor, pintor, arquitecto y poeta, no por versatilidad de genio, sino por convicción de que todas las artes se reducen a una "forma" ideal. En San Pedro del Vaticano se atiene al plan trazado por Bramante, pero simplificándole y dándole una mayor delicadeza. Si Bramante soñaba en una cúpula ancha y redonda, semejante a las bizantinas, para Miguel Ángel el modelo perfecto de cúpula es el de la catedral de Florencia. Para colocarla tiene que reforzar los pilares levantados por Bramante.
El papa Paulo III le encarga el arreglo del espacio donde actualmente se encuentra la  plaza del Capitolio. Trabajando en tres etapas distintas, dispondrá un conjunto ordenado en la plaza y en sus edificios, los palacios del Senado, de los Conservadores y el palacio Nuevo. En esta obra se aprecian las excelentes muestras de sentido urbanísticos. El cambio sustancial del urbanismo medieval al moderno estaba en marcha.
En Florencia realiza el vestíbulo y escalera de la biblioteca Laurenciana donde da muestras de su genialidad al monumentalizar la pequeña puerta de entrada que da a la sala de lectura de la biblioteca.
 

 

 

 

 

 

Baptisterio, catedral y torre de Santa María de las Flores. Florencia

 

 

 

 

 

 

 

Santa María Novella. Florencia

 

 

 

Capitel del Hospital de los Inocentes

 

 

Bramante

Bramante. Inerior de una iglesia.

 

Miguel Ángel

 

 

 


3.- España

Las constantes y profundas relaciones con Italia durante la Baja Edad Media hicieron fácil la llegada del renacimiento a España. Favorecen su implantación el envío de materiales labrados en Italia; la presencia de artistas italianos en España y la formación que adquieren en Italia arquitectos españoles. Establecer cortes cronológicos en la historia del arte resulta siempre una operación más o menos convencional. Podríamos encuadrarlo entre 1480 y 1580.

En 1480 da comienzo San Juan de los Reyes de Toledo y el Palacio del Infantado; y hacia ese mismo año irrumpen en Castilla, aclimatadas por los pinceles de Pedro Berruguete, las nociones fundamentales del renacimiento cuatrocentista italiano. De no menor significación son los acontecimientos con que se cierra el capítulo: la terminación de El Escorial (hacia 1583) y la venida del Greco a España (hacia 1577), desarrollos cimeros del manierismo. Entre estas fechas España recorre el tramo más brillante de su historia: unión de Castilla y Aragón, Carlos V, incorporación de Portugal y sus colonias a los dominios de Felipe II. La espectacular expansión política y militar de ese tiempo tiene un paralelo espléndido en el campo de la cultura, y concretamente en el de las artes, sobre todo en Castilla y Andalucía; Cataluña, sumida en la decadencia económica, pierde su posición descollante de la época gótica y apenas contará ahora como foco de arte.

Estilo plateresco

La introducción del renacimiento en arquitectura va unida al mecenazgo de la familia Mendoza, que también contribuyó a la difusión del estilo de los Reyes Católicos. Todavía no se habían labrado las maravillosas fachadas de San Pablo y San Gregorio, que ya hemos visto en el gótico, cuando se alza, de manera brusca, en Valladolid también, en 1491, y por obra de Lorenzo Vázquez, el primer ejemplo hispano del nuevo estilo, la fachada del colegio Santa Cruz, fundación del cardenal Mendoza. Se responde en esta obra al trasplante directo de modelos italianos.

El plateresco se distingue por su desbordante riqueza decorativa. Dentro de las escuelas del Quattrocento italiano, no se toma como modelo a la toscana, la más avanzada de todas, sino la más afín al talante decorativo, la lombardo-veneciana. No sobresalen en España las tipologías o estructuras, sino la avasalladora ornamentación: grutesco, candelabros, festones, seres fantásticos o bichas, como suele denominarse a las figuras monstruosas, en suma, todo un caprichoso repertorio se emplea con profusión, desbordando el monumento y colocándolo tanto en el interior como en el exterior. Algún elemento, como la columna abalaustrada, adquiere tan temprana y rápida difusión que llega a convertirse en uno de los temas característicos del plateresco. Elemento decorativo que se emplea también con particular insistencia es el medallón con busto o cabeza, especialmente en enjutas, basamentos, entablamentos y entrepaños. Las columnas se suelen cubrir de ornamentación naturalista que trepa como hiedra.

En una primera etapa, que abarca hasta la muerte de Fernando el Católico (1516), se mantienen muchas de las constantes hispano-flamencas y mudéjares que caracterizaron el último gótico, mezclándose en estilos híbridos con las primeras manifestaciones, preferentemente ornamentales, italianas.

Salamanca constituye el foco más valioso del plateresco, tanto por la abundancia de monumentos como por su alta calidad estructural y de adorno. Resaltan las construcciones por el tono dorado de la piedra, que se deja tallar fácilmente debido a su blandura. Lo plateresco aparece ya en la casa de las Conchas, de construcción gótica. Es una mezcla sin par de goticismo naturalista, mudéjar y renacimiento.

Ya plenamente desarrollado aparece el estilo en la fachada de la Universidad, gótica en todo lo demás. La decoración aparece recuadrada y dispuesta en tres pisos, haciéndose la talla más abultada y claroscurista hacia arriba, pues la vista también la ve disminuida. Es una fachada de tipo tapiz escultórico, una fachada estandarte. Los mismos artistas desconocidos, tal vez franceses, trabajan en las Escuelas Menores de la misma ciudad.

Juan de Álava (1537) nos ofrece en la iglesia de San Esteban un modelo de templo que fue de uso entre franciscanos y dominicos, ya utilizado en la época de los Reyes Católicos. Se compone de un vasto rectángulo, con una sola nave, muy desahogada; a los lados hay capillas entre contrafuertes, comunicándose entre sí por puertas abiertas entre ellos. El altar mayor se dispone sobre una alta escalinata, el amplísimo coro está a los pies del templo, a modo de gran tribuna, sin estorbar el acceso del público. La fachada constituye otro ejemplar de retablo de piedra.

Una vez constituido el plateresco, domina todo el reinado de Carlos V (1516-1556). El gran emperador, que aspiraba a un imperio ecuménico necesitaba también un lenguaje artístico universal para unificarlo. Pero no es fácil comprender lo plateresco si se prescinde del gótico de los Reyes Católicos, ya que el mismo prurito ornamental impulsó a ambos. La sustitución de un estilo por otro se realizó sin trabas, aunque lentamente. Síntoma de esta situación es el hecho sin precedentes de que Diego de Riaño, hacia 1530, presentara a la catedral de Sevilla para ciertas obras que se pensaba realizar tres proyectos en estilo diferente: gótico, plateresco y "purista" o grecorromano. La floración plateresca fue espléndida, con infinidad de escuelas, incontables modelos y tipos de arquitectura. La arquitectura civil tiene tanta importancia como la religiosa. Esto hace poco menos que inútil un intento de ordenación sucinta.

Sin embargo, dentro de esta fase protorrenacentista, se producen aportes ocasionales, bien de clasicismo, bien de manierismo. Es el caso de Pedro Machuca (h.1495-1550), que ha estado largos años en Italia, y realiza el palacio de Carlos V (Granada).

Estilo purista

Diego de Siloé (1495-1563) es la gran figura del foco burgalés, el más fino ornamentista de grutescos, en los que demostró un gusto y una elegancia aprendidos en Italia. Así lo podemos ver en la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos. En 1528 le encomiendan la prosecución de las obras de la catedral de Granada, de la que ya estaban echados los cimientos según los planes de Enrique Egas. Siloé tiene que plegarse a lo construido y esto le exige dar altura gótica al edificio. Sin embargo, cuida no desproporcionar los miembros. La solución que encuentra tiene acierto pleno. Coloca un tipo de soporte, que consiste en un núcleo cuadrado con columnas adosadas en sus frentes, un trozo de entablamento y sobre él un pilar, acaso dejándose inspirar por el soporte alto de la mezquita de Córdoba.

Con Rodrigo Gil de Ontañón (h.1500-1577) culmina el plateresco salmantino. Era oriundo de Trasmiera (Cantabria), tierra de grandes arquitectos. Simplifica las líneas arquitectónicas y hace más robusta la ornamentación. En 1539 da los planos del Palacio de Monterrey de Salamanca. La más grandiosa obra de Rodrigo Gil es la Universidad de Alcalá. Se ha llegado ya a la fase purista, de forma que el adorno retrocede y se aplica a una tarea simplemente subrayante de las líneas arquitectónicas. Menos adorno, por tanto, pero más marcado.

Los hospitales de esta época han de considerarse más como edificios religiosos que civiles. La asistencia a los enfermos, además de estimarse como la mayor obra de misericordia, comportaba tanto la cura del cuerpo como del alma. Enrique Egas (1455-h.1534) parece ser el autor del Hospital de Santa Cruz (Toledo). Aquí aparece consagrado un tipo de hospital que tendrá larga sucesión en España y América. Consta de cuatro naves para enfermos, dispuestas en forma de cruz griega. En el punto de inserción de las naves se arbitra una especie de capilla abierta, con su linterna. Se alza el altar mayor sobre unos peldaños, con objeto de que los enfermos puedan contemplar al sacerdote desde sus lechos. La cruz griega se inscribe en un cuadrado, así nacen cuatro patios dotados de fuentes monumentales en el centro. Al mismo modelo pertenecen los hospitales de Granada, Sevilla y Santiago de Compostela.

En 1561 arde la plaza Mayor de Valladolid, que es reconstruida inmediatamente por Francisco de Salamanca, a instancias de Felipe II. Surge de esta manera la primera gran plaza monumental española, modelo para la de Madrid del XVII y sonoro aldabonazo en la historia del urbanismo español.

El Escorial

Juan Bautista de Toledo, formado en Italia en contacto con Miguel Ángel, viene a España llamado por Felipe II para trabajar en los palacios reales. Planifica el edificio que debería ser panteón real, palacio y monasterio. Antes de levantar la basílica, hace el panteón debajo del altar.
Juan de Herrera
(h.1530-1597), su ayudante, se encarga de las obras y a él se debe el resultado actual de El Escorial. Da unidad de altura a todo el conjunto al elevar todas las fachada a la misma altura. Herrera, para revelar desde el exterior que se trataba de un monasterio, hizo una seudofachada en el centro, una fachada sin trasfondo, que anuncia la iglesia, y tras la que se encuentra el patio de los Reyes. La iglesia del monasterio, pensada para jerarquizar los distintos estamentos que tenían acceso al templo, estaba encerrada en un cuadrado que después se amplió para que en la anteiglesia pueda situarse el pueblo. El rey se situaba junto al presbiterio, invisible para los demás. Desde su propia habitación asiste a los actos del culto, los días de postración, desde la cama. Religioso muy intenso, hace de El Escorial un auténtico relicario. El tamaño colosal del edificio se comprende como símbolo de una monarquía en su punto álgido. El copioso despliegue de claustros (de los patios el mayor y más esbelto es el de los Evangelistas con el templete central de Herrera) favorece la distribución de dependencias en una construcción esencialmente monástica. Dentro del carácter humanista de Felipe II, no podía faltar en este edificio una magnífica biblioteca.
El efecto del exterior de El Escorial es de incomparable grandeza. Sobre la gran masa horizontal sobresalen las torres angulares, la cúpula del templo y las dos torres de ésta, resaltando los empinados tejados y chapiteles cubiertos con pizarra, todo a usanza norteña y que ya se constituyen en prototipo en España. No existe ornamentación que distraiga. No es de extrañar que Herrera, satisfecho de su obra, quisiera sacar algún provecho económico con una serie de grabados.

La segunda obra en importancia de Herrera es la Catedral de Valladolid, proyectada en 1585. Sobre unos cimientos góticos levantó un templo clásico. Tiene tres naves y capillas laterales. En el proyecto original tendría cuatro torres, pero solamente se levantó una que fue modificada posteriormente y acabó cayéndose. Sólo se construyó gran parte de la mitad delantera.

 

 

 

 

 

 

Casa de las Conchas. Salamanca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Patio de las Escuelas menores. Salamanca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ventana del Palacio de Monterrey. Salamanca